Ana Medina: "Es fácil entender por qué el pueblo se inclina tanto a caminar al lado de María"

La colaboradora de 'La Linterna de la Iglesia' reflexiona sobre la festividad de la Asunción de la Virgen María

Ana Medina

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A unos días de celebrar la Asunción de la Virgen María, el 15 de agosto, muchos pueblos y barrios se empiezan a vestir de fiesta. El día de la Virgen, como lo conocen en muchos sitios, es una gran fiesta en muchos puntos de nuestra geografía, que celebran romerías, procesiones, triduos y ferias. En muchas zonas, la Virgen reúne, además a quienes el resto del año viven fuera, pero que vuelven al pueblo por el descanso. La iglesia y la plaza se llenan de vida en torno a la imagen de María en distintas advocaciones: Virgen de Gracia, de la Cabeza, de la Oliva… La Asunción, que nos vuelve a poner delante de la figura de la madre de Dios. Hace unos días leía a la teóloga Rossana Virgili reivindicar la figura de María como mujer que fue capaz de enfrentarse a la ley judía del matrimonio para ponerse a disposición de Dios. Modelo de feminismo verdadero, desde el servicio y sin distorsionar lo femenino hacia actitudes masculinizadas. La primera gran teóloga por excelencia, una mujer que, en aquel tiempo, decide libremente para decir sí a Dios, en un momento en que ni su cuerpo le pertenecía. Una mujer, María, que instaura eso que ahora mencionamos tanto de la sororidad cuando visita a su prima Isabel y que pone a Jesús en un aprieto en las bodas de Caná. Creo que, después de mirar a María con pausa y profundidad, es fácil entender por qué el pueblo se inclina tanto a caminar detrás de Jesús al lado de María. La religiosidad popular recoge esa sabiduría ancestral que nos puede enseñar, aún hoy, muchas cosas para la vida.