Irene Pozo: "La Iglesia está con los jóvenes y con sus preocupaciones"

La directora de 'La Linterna de la Iglesia' reflexiona sobre la situación de los jóvenes en nuestra sociedad

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La falta de oportunidades laborales para los jóvenes es uno de los retos que afronta la sociedad actual. Recordaba yo unas palabras del Papa Francisco que les decía hace unos meses en un encuentro: “sois la esperanza de una sociedad mejor”.

A las puertas de la EBAU son miles los jóvenes que deciden sobre su formación estos días en vistas a su futuro. Un futuro, que en muchos casos, no es nada alentador, lo que influye de manera directa en la propia motivación de los estudiantes. Así lo confirma la última encuesta flash de la Fundación SM que nos dice que para el 23% de los jóvenes españoles, lo más importante de estudiar es tener oportunidades de empleo. Bien es cierto que el 29% estudia para poder dedicarse a lo que les gusta, pero eso no garantiza que sea así.

No podemos ocultar las pocas oportunidades que se tienen los más jóvenes de cara a conseguir un trabajo estable y digno que les permita desarrollar un proyecto de vida. Esto repercute también en otros aspectos como por ejemplo la familia o la natalidad. Recientemente, los obispos italianos, hacían un llamamiento al ámbito de la política para que promueva el empleo juvenil y garantice que la relación escuela-trabajo contribuya a frenar la despoblación.

Y es que es mucho lo que nos jugamos con las nuevas generaciones. Ellos son el futuro de la sociedad, una sociedad que se desenvuelve en un mundo que a todos nos gustaría que fuera un poco mejor.

La Iglesia está con los jóvenes y con sus preocupaciones. En el encuentro que el Papa mantuvo con ellos en su reciente viaje a Barhéin les pedía no perder nunca la valentía de soñar y vivir en grande y ser sembradores de fraternidad y cosechadores de futuro.

Ahora caminamos hacia la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Allí se darán cita cientos de miles de jóvenes de todo el mundo que tendrán oportunidad de compartir su fe y sus propias inquietudes y experiencias de vida. Seguro que será algo muy enriquecedor.

Tenemos que confiar más en ellos. Y tenemos que trabajar para abrir el camino que les permita avanzar hacia un futuro más justo y más fraterno.