Somos peregrinos de esperanza, esa que no defrauda, esa que transforma nuestra manera de mirar al mundo

Qué tal, muy buenas noches. Feliz Cuaresma. Qué tiempo tan bonito y qué oportunidad para replantearnos todas esas cosas que a veces nos alejan, sin darnos cuenta, del camino de la fe.

Es un tiempo para creer y para caminar juntos como nos pide el Papa Francisco en su mensaje para este año que nos llama a la conversión: como peregrinos, en la sinodalidad y la esperanza. Un tiempo de reflexión de oración y un camino que también nos invita a recorrer la propia experiencia de enfermedad que sufre el Santo Padre.

Ya sabíamos, desde hace días, que no iba a estar presente en la celebración del Miércoles de Ceniza. Fue el cardenal Angelo de Donatis, el Penitenciario Mayor, quien la ha presidido y quien ha dado lectura a la homilía que el Papa había preparado para este día… Unas palabras de reflexión sobre la fragilidad humana y el mundo actual que nos recuerdan que en las cenizas se encuentra la condición efímera de la existencia: "Somos polvo, del polvo hemos sido creados y al polvo volveremos"… Una fragilidad que se hace evidente en situaciones como la enfermedad, la pobreza o el sufrimiento y que este jueves escuchábamos en la propia voz del Papa Francisco.

Sobrecogedoras palabras del Papa, las primeras que pronunciaba desde su ingreso hospitalario hace ya 3 semanas, que nos muestran la debilidad y la fragilidad de la enfermedad y la vejez un mensaje de agradecimiento que sin duda vamos a recordar mucho tiempo y que estoy segura nos va a acompañar este tiempo de Cuaresma como la fuerza de la oración que llega desde todos los rincones del mundo con la esperanza puesta en la recuperación de Francisco.

Somos peregrinos de esperanza, esa que no defrauda, esa que transforma nuestra manera de mirar al mundo. Peregrinos que acompañan la fragilidad en este camino de conversión y oración hacia la esperanza y la alegría de la de la Pascua.