"No era el rostro de quien se ve ya cansado de la vida, más bien de quien sabe con certeza que el camino continúa"

El monólogo de Irene Pozo en 'La Linterna de la Iglesia' 

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Viendo al Papa Francisco en este viaje que ha realizado a Asia y Oceanía, del que hoy hablaremos, el viaje más largo de todo su pontificado, uno se da cuenta del ejemplo que puede llegar a ser para muchos de nuestros mayores. 

A punto de cumplir, en unos meses, en diciembre, 88 años, lejos del cansancio que la edad, la intensa agenda que ha seguido o simplemente la diferencia horaria que ha vivido, nos hemos encontrado a un pontífice en plena forma. Su rostro lo decía todo, esa luz que desprendía… No era el rostro de quien se ve ya cansado de la vida, sino más bien de quien sabe con certeza que el camino continúa.

Es bueno y bonito aceptar cada una de las etapas de la vida. Quizá la ancianidad es un tiempo que se presta más a la reflexión y a echar la vista atrás, aunque yo he de reconocer que miro con admiración a los abuelos. Me gusta observarlos en el parque, en misa, con sus nietos, hablando entre ellos, incluso cuando te los cruzas haciendo la compra en el súper o ves que salen a dar un paseo a la caída de la tarde... Y también me gusta imaginarme lo que ha sido su vida… cada historia vivida que seguro tiene tanto que enseñarnos.

Cuando hace un par de años, en 2022, el Papa Francisco dedicó unas catequesis precisamente al valor de la vejez, por cierto recomiendo releerlas porque son maravillosas…. Y recuerdo que hablaba de que es necesario que exista y se propicie el diálogo entre generaciones: los jóvenes con los ancianos, los adultos… los niños que ven en sus abuelos esa sabiduría que además, nace del corazón, un corazón libre de resentimientos – como decía el Papa- “y de egoísmos presentes, que tiene un atractivo especial para los jóvenes, que esperan encontrar en ellos un apoyo firme en su fe y sentido para su vida”.

Un amor sin condiciones. Todo un referente para niños, jóvenes y también adultos, que a veces se nos hace un poquito cuesta arriba eso de escuchar a los mayores… Pero quizá con un poco de paciencia, todos salimos ganado. Ellos, lo agradecerán, y nosotros…. Con el tiempo entenderemos el bien que nos hizo y la semilla seguirá floreciendo generación tras generación.