Ana Medina: "El verano nos permite disfrutar de más tiempo en familia"

La colaboradora de 'La Linterna de la Iglesia' reflexiona sobre la importancia de que los mayores y los jóvenes pasen rato juntos

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Ana Medina: "El verano nos permite disfrutar de más tiempo en familia"

Ana Medina

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El verano nos trae, entre otras bendiciones, la de poder disfrutar de más tiempo en familia. Ya lo recordó el Papa en la Jornada de los Abuelos y Mayores, el mes pasado, y en la Jornada Mundial de la Juventud hace unos días. El encuentro entre los jóvenes y los ancianos es un auténtico regalo. El Papa nos ha invitado a descubrir esto en nuestra propia familia, en nuestro entorno. Que el Señor regala a los jóvenes, al encontrarse con los ancianos, la llamada a custodiar la memoria y los llama a reconocer, gracias a ellos, el don de pertenecer a una historia más grande. La amistad con una persona anciana ayuda al joven a no reducir la vida al presente y a recordar que no todo depende de sus capacidades. Para los más ancianos, en cambio, la presencia de un joven les da esperanza de que todo lo que han vivido no se perderá y que sus sueños pueden realizarse. En definitiva, la visita de María a Isabel que ha sido el marco elegido para ambas jornadas, y la conciencia de que la misericordia del Señor se transmite de una generación a la otra, revelan que no podemos avanzar solos —y mucho menos salvarnos— y que «la intervención de Dios se manifiesta siempre en el conjunto, en la historia de un pueblo».

En este mes en que muchos nietos pasan tiempo con sus abuelos, tiempo de calidad, no en el trajín de la vida ordinaria, hay ocasión para que los más jóvenes renueven la ilusión y la ternura de los mayores, y que los mayores confíen a estos su sabiduría, su experiencia de vida, su perspectiva sobre aquellos problemas o retos que el mundo les plantea por primera vez. Así que, fomentemos ese encuentro, esa escucha, ese compartir. Nuestros mayores ganarán en alegría y serenidad y nuestros más pequeños, en profundidad y templanza. Y no nos olvidemos de que la familia es la suerte más grande, y que hay que cuidarla siempre, aprendiendo, amando mucho y poniéndola en manos de Dios para que la haga camino de santidad.

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