En 'La Linterna de la Iglesia'

Irene Pozo: "Descansa en paz, pequeña Olivia"

La directora de 'La Linterna de la Iglesia' se hace eco de la carta de Mons. Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, dirigida a la madre de Olivia y Anna, secuestradas por su padre

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Irene Pozo: "Descansa en paz, pequeña Olivia"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

¿Qué tal? ¿Cómo estás? Imagino que consternadopor la triste noticia que se ha confirmado en lasúltimas horas: el cuerpo de Olivia, la hermana mayorde las niñas secuestradas en Tenerife, era rescatadodel mar sin vida. Un hecho que ha conmocionado atodo el mundo.

Quiero aprovechar este espacio para unirnos, desdeel programa, al dolor de Beatriz. Como dice MonseñorBernardo Álvarez, obispo de la diócesis nivariense, enun comunicado a la madre de las niñas: “tambiénhoy todos lloramos a su hija”.

Me vas a permitir que me haga eco de este escritodel obispo y la diócesis de Tenerife, que lo compartacontigo, porque como madre, como creyente, comocomunicadora y como parte de la Iglesia es algo queme llega al alma.

Es cierto que ante una tragedia de estas magnitudes,“una madre no puede aceptar palabras o gestos deconsuelo, que pudieran ser inadecuados, nuncacapaces de aliviar el dolor de una herida que nopuede y no quiere cicatrizar"

Recuerda el comunicado algo muy cierto y es que“este sufrimiento encierra en sí el dolor de todas lasmadres del mundo, de todo tiempo, y las lágrimas detodo ser humano que llora pérdidas irreparables”.

“Para hablar de esperanza” -dice- “se necesitacompartir la desesperación; para enjugar una lágrimadel rostro de quien sufre, es necesario unir a su llantoel nuestro. Solo así, nuestras palabras podrán dar unpoco de esperanza.”

Y recuerda unas palabras del Papa Francisco cuandole preguntaron hace un tiempo “¿Por qué sufren losniños?”. Y el Santo Padre dijo: “de verdad, yo no séqué responder. Solamente digo: “Mira el Crucifijo: Diosnos ha dado a su Hijo, Él ha sufrido, y tal vez ahíencontrarás una respuesta. Pero respuestas en nuestracabeza, no tenemos. Solo si miramos el amor con queDios da a su Hijo que ofrece su vida por nosotros, sepuede indicar algún camino de consuelo”.

Como afirma el obispo de Tenerife “también laslágrimas de María” -madre de Jesús- ”como las deBeatriz, y en ellas la de todos nosotros, han generadoesperanza y nueva vida”.

“Que las lágrimas sean nuestra oración y compromisopara hacer posible aquel nunca más, ni una más”

Descansa en paz, pequeña Olivia.

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