Un año del devastador terremoto de Alepo: "Se han multiplicado los niños que buscan comida en la basura"

Alejandro León, provincial de los Salesianos en el Medio Oriente, explica a Expósito la situación de la ciudad siria un año después

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Hace exactamente un año la tierra temblaba en Siria y en Turquía. Un terremoto de 7,8 grados de magnitud sacaba a la calle a decenas de miles de personas en la madrugada del 6 de febrero. La cifra de muertos se sitúa por encima de los 50.000. Millones de personas han perdido sus casas y lso damnificados aún sufren las consecuencias. De hecho, el noreste de Siria ha sufrido 11.000 réplicas de seísmo.

Se calcula que hay más de 100.000 edificios dañados y que más de un millón y medio de personas están sin hogar. En Alepo se encuentra Alejandro León, provincial de los Salesianos en el Medio Oriente, que explica en La Linterna que la población mantiene vivo el recuerdo de lo que pasó. “Hay sentimientos encontrados: que lo superamos juntos, pero también mucho dolor y dificultad”.

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A nivel de reconstrucción de los edificios y las casas, León asegura que se han dado algunos pasos, “algo se ha logrado, pero falta mucho”. “Hay gente sin casa, se ha multiplicado aquí la cantidad de niños que buscan comida en la basura, es muy triste”.

Durante los primeros 60 días tras la tragedia en la casa de Alepo de los Salesianos se convirtió en un refugio en el que estuvo viviendo mucha gente, llegando a tener 800 personas. “Desde entonces nos hemos preocupado en evaluar qué le ha pasado a cada una de las casas de los refugiados para ayudar en lo fundamental y tratamos cada 2 meses ayudar en algo con la comida”, subraya.

Commemoration of earthquake in Turkey and Syria in Berlin

El trabajo de la Iglesia en Siria

La Iglesia trata de atender parte de las emergencias que padece esta población. Entre ellos se encuentra el marista Georges Sabé, que desde Alepo ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que socorra a los sirios, ya que desde el pasado 1 de enero está interrumpido la ayuda alimentaria del Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación, que servía para alimentar a cerca de 5,6 millones de sirios.

En una entrevista concedida a Vatican News, Georges Sabé cuenta que a diario ve edificios parcialmente destruidos y completamente peligrosos y, sin embargo, si uno de los pisos no ha sido destruido, suele estar habitado: "En principio, se supone que la gente no puede vivir allí. Pero hay personas que, por pobreza, por miseria, por el hecho de que era su antiguo hogar, deciden vivir allí".

Lo que paraliza a la población es el miedo. Tanto es así que son miles las personas que duermen con la ropa puesta ante el temor de una catástrofe natural parecida a la ocurrida hace 365 días: “Hay niños que, hasta ahora, han tenido grandes dificultades para separarse de sus padres, tanto por la noche como durante el día para algunos de ellos. Y ese es todo un trabajo que tenemos que hacer: tenemos que reconstruir los edificios, pero también la sensación de seguridad para mucha gente. Y no debemos olvidar que este trauma se basa en la experiencia de la guerra, con todas sus consecuencias”, ha explicado.

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