Así funciona Web3, el internet del futuro, y cómo evitará que tus datos puedan ser "escuchados por cualquiera"

El experto en tecnología, Mario Yáñez, analiza en La Linterna de COPE los principales beneficios e inconvenientes, para los usuarios, del desarrollo de la Web3

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Cuando hablamos de nuevas tecnologías como el euro digital, el coche autónomo o las inteligencias artificiales, surge la misma cuestión: ¿Cómo afectan estos avances a nuestra privacidad?

Los expertos han hecho una propuesta para mantener nuestros datos a salvo sin renunciar a los avances tecnológicos: la WEB3. ¿En qué consiste?, ¿Será una realidad que cambiará Internet tal y como la conocemos ahora? El experto en tecnología, Mario Yáñez, responde en La Linterna de COPE a estas cuestiones.

Para comenzar, antes de WEB3 ha habido una versión 1 y 2. La Web nació hace más de 30 años, y estaba desorganizada y descentralizada, no había buscadores tan potentes como los actuales ni un control de datos tan exhaustivo: “La Web1 era la web de solo lectura y se utilizaba para alojar páginas estáticas en internet. La Web2, es de lectura y escritura, es decir, transaccional, lo que nos permite interactuar con los servicios y alimentarlos de información, como comprar en la web, hacer la declaración de la renta, que es donde nos encontramos ahora. La Web3 será de lectura, escritura y confianza”.

La Web23: valor y privacidad

Mario explica qué quieren decir con eso de la confianza en la web: “Los impulsores de la WEB3, aseguran que esta evolución traerá consigo un internet más democrático, descentralizado, abierto y transparente, pero lo más relevante en mi opinión son otras dos características que aportará esta nueva versión: valor y privacidad”. El experto aclara que el espíritu que subyace en la forma de usar la WEB3 es el mismo que encontramos en nuestro reglamento general de protección de datos: “El usuario es el dueño de sus datos y el que otorga o deniega permisos para usarlos. Cualquier empresa debe solicitar consentimiento expreso para obtener dichos datos, así como garantizar la custodia de los mismos y la privacidad del usuario”.

Cuando hablamos del euro digital, de las balizas de avería de los coches, lo que vemos es que cada vez más información nuestra está en la web y que la tiene más gente, con nuestro consentimiento o sin él. Mario Yáñez deja claro que este es el camino: “Vamos hacia un mundo cada vez más digitalizado y, por tanto, con más información compartida por sensores, móviles, ordenadores, GPS, TVs, personas y empresas y el problema, no es tanto que se mueva dicha información, que es inevitable, sino cómo se mueve y cómo almacena”, si es de forma segura, si se puede rastrear su uso indebido, si podemos activar de forma real y efectiva el olvido digital, etc.

¿Cuál es el problema del tráfico de información actualmente?

La idea es crear una Internet descentralizada, pero segura, en la que las personas puedan intercambiar activos como el dinero e información de forma segura, sin necesidad de intermediarios ni grandes empresas tecnológicas: “En la web actual, la 2, los datos personales están en una base de datos de cada proveedor con el que interactuamos. Si queremos controlarlos tenemos que vigilar a todas las empresas, organismos o servicios a los que hemos dado nuestra información y eso es prácticamente imposible”, puntualiza el experto mientras aclara como, día a día, perdemos la soberanía sobre nuestros datos, el poder de controlarlos (como el derecho al olvido) y no podemos perseguir el uso indebido de los mismos.

Sin contar que nos pueden espiar cuando nos conectamos a esos proveedores legítimos. Este sería el gran problema: “Cuando iniciamos una transacción entre la página web del proveedor y nuestro ordenador o móvil, empezamos a enviar datos personales. Por lo general no blindamos esa conexión con técnicas como las VPN, por lo que ese flujo de información puede ser “escuchado” por cualquiera durante el camino, es lo que se denomina el efecto “man-in-the-middle” y así nos pueden robar nuestros datos sin darnos cuenta”, advierte.

¿Cómo funcionaría esta WEB3?

Esta web usaría la misma tecnología que se está usando actualmente con las criptodivisas, “de hecho, el nombre de web3 lo propuso en 2014, Gavin Wood, uno de los cofundadores de Ethereum, una de las criptodivisas más famosas”. La idea de base es que mi identidad y mis datos, estén encriptados y almacenados en una cadena de blockchain, como un bitocoin, “y si más adelante una empresa necesita mis datos y yo quiero dárselos, género un “pase”, ese famoso token, y se lo suministro al proveedor para que con él pueda acceder a la blockchain y a la información y gestionar la operación que estábamos tratando”.

Sobre los beneficios que aportaría la WEB3, Mario Yáñez destaca que, "fundamentalmente, la tecnología Blockchain va a favorecer la descentralización de la red y cambiará la forma en la que nos relacionamos los usuarios con grandes empresas, instituciones, y con otros usuarios. La blockchain aporta fiabilidad para que sean los propios usuarios los que controlen sus datos o sus preferencias a la hora de navegar, en lugar de dejarlo en manos de grandes empresas tecnológicas".

En teoría, una cadena de bloques (blockchain) es prácticamente inviolable e inmutable: “Si tenemos nuestros datos personales y el registro de nuestras operaciones o de navegación en la blockchain, solo podrán verlos aquellos que tengan nuestro permiso, la blockchain es distribuida, por lo que también se garantiza que no esté en manos de una sola entidad pública o privada”.

¿Es viable, hoy por hoy, implantar esta nueva web? “Aquí es donde termina el cuento de ciencia ficción”, opina el experto. Mario considera que "el mayor problema que tiene la propuesta de la WEB3 es un problema técnico. Hoy por hoy, la blockchain están muy bien para cosas que no necesitan tiempos de respuesta rápidos, tiempo real. De hecho, ni siquiera se puede usar hoy para los pagos con tarjetas de crédito. Se necesita mucha potencia de computación y hoy por hoy el sistema no puede escalar para dar cobertura a toda la web".

¿Qué riesgos puede tener para los usuarios?

Una Internet descentralizada y con medidas de seguridad, como la propuesta WEB3, es una pieza necesaria si queremos hablar de un futuro viable y sano del metaverso o de la inteligencia artificial. A pesar de ello, Mario señala que no es tan fácil, ya que “estas tecnologías necesitan consenso de todos los participantes y a nivel legal y regulatorio y eso a nivel mundial parece una utopía” Y, como siempre, está el tan difícil de encontrar, equilibrio entre la privacidad y la seguridad versus el fraude o la evasión fiscal o los delitos: “Si hacemos una cosa tan segura, tan inviolable, tan secreta que garantice nuestra privacidad, luego... ¿cómo perseguimos el fraude o la financiación del terrorismo?”.

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