Mordiscos, insultos y violaciones en el patio: así fue el acoso a Sergi, un joven de 13 años con asperger

El adolescente, residente en Barcelona, reveló a sus padres los abusos, que los denunciaron y ahora se celebra el juicio

Redacción La Linterna

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Sergi, un chaval de 13 años, con Asperger, residente en Barcelona, comienza a ser acosado por sus compañeros de instituto, de 14 y 15 años; es decir, de un curso superior al suyo. El chico, que hasta ese momento saca buenas notas y participa en deportes de equipo, comienza a no querer ir al instituto. Confiesa a los padres que le están acosando y éstos denuncian a la dirección del centro lo que sucede. En el instituto se organizan algunas charlas para intentar cortar el bullying, pero no solo no cesa el acoso sino que se intensifica. El pánico que tiene es tal que llega un momento en que algunas noches el chaval hasta pierde el control de sus esfínteres. El 15 de diciembre de 2018 la víctima confiesa a sus padres que tres semanas antes le habían violado en el patio. Ahora empieza el juicio contra los supuestos acosadores, por supuesto por la jurisdicción del menor.

Un suceso que ha narrado con todo lujo de detalles este lunes el periodista especializado Pablo Muñoz, que explica que el acoso comenzó ya hace más de tres años. “Cuenta que algunos alumnos, uno y dos años mayor que él, le rodeaban y le decían cosas del tipo «Danos 5 euros y videojuegos o tendrás problemas». «Me quedo con tu bocadillo, Frankenstein» o «es el retrasado autista»'.

La madre del chico, Pilar Joan, se puso en contacto de inmediato con la dirección del centro, el instituto Verge del Roser de Vallirana, después de que en septiembre su hijo le dijese que no quería volver. “Es verdad que Sergi tenía las dificultades normales para relacionarse que tiene cualquier persona con Asperger, pero también que era un chico como los demás, que jugaba al fútbol como portero y sacaba buenas notas...”, explica Muñoz. Cuando ese septiembre volvió a clase lo hizo «temblando de miedo», según su madre, pero desde la escuela le garantizaron que habían tomado medidas para protegerlo de sus abusadores. ¿Qués es lo que habían hecho? “Bueno, pues organizaron charlas y trabajos en grupo para concienciar al resto de alumnos, pero no tomaron otras medidas. Y no sirvió de nada”, explica el periodista.

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¿Cómo descubren los padres las violaciones?

Un mes antes, el niño le había explicado que varios compañeros de 3ª de la ESO que lo insultaban y maltrataban. Otra vez le decían cosas como «Dumbo. Eres raro, no tienes amigos. Jorobado de Notre Dame». Si no llevaba el dinero o los objetos que le exigían, le mordían. La madre estaba desesperada, así que decidió llevarlo a urgencias del Hospital Sant Joan de Déu, donde el psiquiatra le recetó ansiolíticos por su estado de angustia. Sergi se negaba a volver al instituto, pero sus padres insistieron porque sabían que es muy importante que este tipo de chicos estén integrados en un centro educativo, así que volvió a clase, aunque de forma intermitente.

Pero, ¿cuándo descubren los padres que a su hijo lo han violado en el colegio? “Fue en diciembre, le notaban «más nervioso de lo habitual» y algunas noches perdía el control de los esfínteres”, explica el experto en sucesos de ABC. Además buscaba cualquier excusa para no ir a los partidos, lo que antes le encantaba, y les llamaba mucho la atención que se lavara los brazos de forma compulsiva mientras decía: «Qué asco, qué asco». Entonces le volvió a preguntar si le seguían acosando en el colegio.

“Según cuenta la madre, el 15 de diciembre de 2018 Sergi le dice que, en al menos tres ocasiones, entre finales de octubre y principios de noviembre, cinco compañeros de instituto lo habían violado”, comenta Muñoz. Explica que lo hicieron en el patio del centro, en una zona apartada, que en el colegio llaman «la pradera», y dice que sus agresores llevaban machetes en la mochila y que le amenazaban con ellos para someterlo a todo tipo de prácticas vejatorias. Hay que insistir en que Sergi tiene asperger, y que por tanto su capacidad de defenderse es mucho menor.

Sergi dejó la escuela para estudiar en casa con un tutor, con la autorización de la Inspección Educativa, lo que ya es significativo de cómo estaban las cosas. También comenzó un tratamiento psicológico. Llegó a decirle a su padre que quería subirse al tejado para tirarse al vacío, de modo que los padres no lo dejaban solo en casa nunca. Tomaba ocho pastillas al día y hubo intentos de suicidio y las autolesiones. Tenía miedo a salir a la calle, angustia, ansiedad... La familia se queja también de la inacción del centro, porque según Sergi, que ahora tiene 17 años, la directora le pidió que no contase nada de lo que le habían hecho. La directora no ha querido hablar de este asunto y desde el colegio lo que único se dice es que se aplicaron los protocolos contra el abuso.

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¿A qué cargos se enfrentan los acusados?

Son cuatro los adolescentes que van como acusados a la vista oral que se va a celebrar el 18 de octubre en el Juzgado de Menores 6 de Barcelona. Todos ellos sospechosos de haber cometido delitos contra la integridad moral, agresión sexual con acceso carnal y violación. Mientras, la acusación particular pide para ellos cuatro años de internamiento en régimen cerrado y la Fiscalía tres, y “hay que tener en cuenta que el máximo en esta jurisdicción para los delitos más graves es de cinco años”, señala Pablo Muñoz.

Eso sí, el periodista explica que “va a ser la palabra de unos contra la de los otros”. “No se ha localizado ADN de los posibles autores en la ropa de la víctima, porque contó lo sucedido semanas después y las prendas ya se habían lavado en varias ocasiones”, aclara. La acusación, por su parte, tampoco cuenta con testigos. Así, los Mossos d'Esquadra no acudieron al colegio por orden de la Fiscalía de Menores hasta dos meses después de que se formalizase la denuncia. “Para entonces, no había ni rastro de lo ocurrido en los teléfonos móviles de los presuntos agresores, porque también grababan los ataques”, explica. La madre además eleva a once el número de agresores, porque asegura que había varios, entre ellos dos chicas, que vigilaban.

“La clave va a estar en la credibilidad que se de al testimonio de Sergi, que por cierto no tendrá que volver a declarar porque ya lo hizo en fase de instrucción y se quiere evitar que vuelva a pasar por un trago tan duro como ese; es lo que se llama prueba preconstituida”, explica Muñoz a Expósito.

Ahora, es verdad que hay evaluaciones del juzgado que certifican que el discurso de la víctima es “coherente, que hace un relato estructurado, sin discrepancias ni contradicciones”, y que avalan que “no existen evidencias de fabulación o sugestión externa” en su relato. “En vísperas del juicio, lo que más inquieta a Sergi no es el potencial castigo al que puedan enfrentarse sus agresores, sino que le crean, le preocupa que duden de su palabra, no entiende cómo no le creen”, concluye.