Un psicólogo senegalés explica los dos motivos que llevan a los jóvenes a migrar: "Tiene un impacto en ellos"

Hoy, COPE te cuenta el drama de llegar a Europa. Todos los comunicadores y los programas han sacado el micrófono azul a las principales rutas que los migrantes utilizan para llegar a Europa. Herrera en COPE, Mediodía, La Tarde y La Linterna recogen testimonios en varios puntos entre África y Europa.

Ángel Expósito enciende La Linterna desde Senegal

El comunicador se encuentra en MBour, una localidad pesquera que se encuentra más o menos a dos horas en coche al sur de Dakar, la capital del país. Para llegar al puerto hay que atravesar un mercado-. El comunicador lo describe como “una sensación curiosa”. El olor del pescado del día anterior se mezcla con algunas especias y con el aroma que dejan los burros a su paso. Avanzando entre pequeños puestos, llega a la playa, a la zona en la que están los cayucos, que son los barcos que utilizan los pescadores para salir a faenar, pero que en los últimos años se ha convertido en el transporte de los migrantes hacia las costas canarias.

Los cayucos, las pateras, los 'pirós' salen fundamentalmente de aquí, de MBour, y de Sant Louis, al norte del país, en la frontera con Mauritania. En ese recorrido hacia Canarias no son conscientes de que el viaje que están realizando puede acabar con su vida. Tampoco son conscientes de que una vez pisan España todavía queda otro largo de camino lleno de papeleos y burocracia.

La realidad de Nyogu, tras conseguir llegar a España

Nyogu, senegalés de 22 años, ha llegado hace apenas dos meses a nuestro país. Compartía su testimonio en Mediodía COPE: "Ha sido muy difícil, había mucha gente en el barco, a veces había conflictos por la dureza del viaje", narra el joven, que apunta que por la noche incluso algunos sufrían alucinaciones.

La crisis a todos los niveles que está sufriendo su país está provocando que muchos senegaleses no puedan más y necesiten buscar una salida rumbo a Europa. Mbour o Saint Louis son algunos de los puntos elegidos para poder empezar su ruta hacia Canarias. Nyogú contaba así los motivos por los que decidió embarcarse en un cayuco y abandonar su país: “El motivo principal es religioso. He tenido muchos conflictos con mi familia por este motivo”.

Habla francés, ahora aprende español gracias a las clases intensivas que recibe en SERCADE, una ONG Franciscana que trata de orientar a centenares de inmigrantes. Ahora Nyogu está bastante perdido porque desconoce los trámites que tiene que realizar para poder quedarse en Europa. En España, la ley contempla varias formas de legalizar la estancia y la más directa es la petición de Asilo. Una mayoría suele solicitarlo nada más llegar, pero en muchos casos queda rechazada. Así está ahora mismo Nyogu, que aunque no ha sido expulsado del país, tampoco tiene papeles. En tan solo dos meses ha pasado por varios albergues y ahora está muy cerca de quedarse en la calle. Sin embargo, él sigue teniendo muchas ganas de poder cumplir su sueño.

Los dos factores que explican por qué los jóvenes deciden marcharse

Ngoyu es uno de los que han conseguido llegar a nuestro país atravesando la ruta Atlántica. ¿Por qué se juegan la vida en un cayuco? El profesor Mor Mbaye es un psicólogo que desde hace 15 años trabaja con migrantes. Trabaja con retornados, con aquellos que lo han intentado, pero que han sido devueltos o no lo han logrado. Él tiene muy claro que hay dos factores.

“En primer lugar, hay un factor demográfico que explica el incremento de la migración en los últimos años. El 60% de la población en África tiene menos de 20 años. Esto tiene consecuencias en el momento en el que no todo el mundo puede trabajar y la migración se convierte en una vía abierta”, señala.

El segundo factor, es el móvil. Todos estos chicos tienen un móvil y ven a través de él como se vive en Europa y lo comparan con su día a día: “Hay un factor tecnológico. Los móviles son una puerta abierta al mundo que abre las miras de los jóvenes y permite proyectar otras formas de vida. Esto tiene un impacto importante en las expectativas de los jóvenes”.

Por estos motivos se juegan la vida para llegar a Canarias, a 1.500 kilómetros de aquí, pero esta no es la única ruta. La ruta del Mediterráneo central lleva años activa. Se habla de casi 30.000 muertos desde el año 2014 y de más de 2.000 en lo que llevamos de 2023. Pero nadie lo sabe, seguro que son muchos más, porque nadie puede calcularlo, nadie sabe cuantos han salido.