¿Sale rentable para un país organizar unos Juegos Olímpicos? Las claves económicas de una sede olímpica

Ferrán Brunet es profesor de Economía aplicada y explica en 'La Linterna' hasta qué punto compensa que una ciudad sea la sede de unos juegos o no

Ana RumíRedacción La Linterna

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Quedan pocas horas para que arranque oficialmente el evento deportivo más esperado cada cuatro años. París enciende mañana la llama de unos nuevos Juegos Olímpicos.

Es verdad que ya desde este miércoles han comenzado algunas competiciones de deportes de equipo, como el fútbol, donde la selección española masculina ha empezado su andadura en los Juegos ganando a Uzbekistán 2-1, y la femenina, que se ha estrenado esta misma tarde también con victoria frente a Japón.

Aunque parezca mentira, el pistoletazo de salida de París 2024 será este viernes con la ceremonia de inauguración que, por primera vez en la historia, se va a celebrar fuera del estadio olímpico. La vas a poder escuchar en la Cadena COPE y el río Sena será el escenario por el que desfilarán, o mejor dicho navegarán, los 10.500 atletas de cada una de las 206 delegaciones nacionales.

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La imagen del Sena ahora mismo es la siguiente: Se han colocado gradas en los márgenes del río y pantallas gigantes en todo el recorrido hasta llegar a la Torre Eiffel. También en las 200 embarcaciones donde irán los deportistas habrá cámaras para no perderse ningún detalle de la celebración. Las inmediaciones del rio están, ahora mismo, completamente blindadas.

Y no es para menos porque, además de ser en un terreno totalmente abierto, se habla de que esta ceremonia de apertura va a ser la más multitudinaria de la historia. Y aunque todo lo que ocurra mañana, a partir de las 7 y media de la tarde, se protege con mucho recelo, seguramente haya algún guiño a los Juegos de 1924, porque justo se cumplen 100 años desde que la capital francesa acogiera sus primeros Juegos Olímpicos.

Por delante, 16 días de competición en los que veremos lo mejor del deporte mundial y, ojalá, podamos vivir muchas victorias de la delegación española.

París, blindada por lo que pueda pasar

París está ya blindada a un día de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. No solo para garantizar la seguridad de los atletas, las delegaciones y todo el público asistente a las competiciones, sino también porque la ceremonia de mañana ocupará gran parte del centro de la capital francesa. Ya solo el recorrido fluvial que harán los deportistas será de 6 kilómetros a lo largo del Sena.

Es el mayor reto de seguridad de todos los tiempos, según han declarado desde el ministerio del interior francés.

Se calcula que cada día habrá 35 mil agentes en las calles para blindar la seguridad de los Juegos y en ese enorme dispositivo participa también nuestro país con 172 policías nacionales y 142 guardias civiles.

Los agentes desplazados son especialistas en distintas unidades, desde Seguridad Ciudadana a Tedax o Caballería. Hay expertos en detección de explosivos, por ejemplo, con sus unidades caninas. Estos policías que reforzarán el dispositivo van a patrullar por las calles de distintas ciudades francesas provistos con tablets, con las que van a poder acceder en tiempo real a la información de cualquier sospechoso.

Todo este dispositivo está causando, todo hay que decirlo, algún que otro problema a los parisinos. Por ejemplo, los vecinos de las zonas más cercanas al río Sena, tienen que tener un QR con un código de identificación para poder acceder estos días a sus viviendas-

Aunque el operativo está trastocando el día a día de los parisinos, cualquier precaución es poca para garantizar la seguridad en una cita de este calibre, y es que el riesgo de cualquier amenaza está ahí. Recuerda lo que pasó en Atlanta 96. Prueba de ello es la detención de un chef que trabajaba encubierto como espía ruso en París. O el hecho de que más de 4.300 personas hayan sido descartadas para participar en la organización o como voluntarios en los Juegos Olímpicos porque representaban algún tipo de amenaza. Fíjate, hasta 260 de estos aspirantes estaban fichados por los servicios secretos por radicalismo islámico.

¿Sale rentable ser sede olímpica?

La organización de los Juegos Olímpicos es un honor para las ciudades que los acogen y, en principio, es un evento con perspectivas de beneficios para la economía del país... pero la inversión y los costes que conlleva, hacen que muchas ciudades se piensen dos veces lo de presentar su candidatura. Las últimas ediciones de los Juegos Olímpicos han demostrado que el gasto excesivo es casi inevitable y parece que se ha convertido en la norma para las ciudades anfitrionas.

Los Juegos de París serán una prueba de fuego para que el Comité Olímpico Internacional ponga en valor su apuesta por evitar los excesos de presupuesto, que cargaron de deudas a ciudades como Atenas o Río de Janeiro.

Desde que una ciudad es designada oficialmente como sede de unos Juegos Olímpicos hasta que finalmente tienen lugar... hay un arduo trabajo durante años para adaptar, e incluso en muchos casos, construir desde cero las instalaciones que acogerán las pruebas, la villa olímpica, o mejorar las infraestructuras de transporte, entre otros grandes proyectos. Todo para llegar a convertirse en la ciudad perfecta que deslumbre al mundo, aunque este propósito tan ambicioso a veces haya hipotecado a algunas ciudades.

Si se cumplen las previsiones, los Juegos Olímpicos atraerán más de 15 millones de visitantes en París. Un público que contribuirá, en buena parte, en un impacto económico en la capital de Francia en torno a los 9.000 millones de euros que dejarán los preparativos del evento, la propia celebración y el legado durante los próximos 10 años.

Ferrán Brunet es profesor de Economía aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, y nos explicaba que ser sede olímpica "compensa siempre". Eso sí, con algunos matices.

"Siempre que la ciudad sea adecuada para unos JJ. OO. y la gestión se haga bien, esto quiere decir que la organización sea perfecta y que las inversiones relacionadas con los juegos se hagan correctamente" empezaba diciendo.

"El primer aspecto es adecuar la ciudad, se pretende poner la ciudad en boca de miles de millones de personas, se ve más que las guerras retransmitidas en directo, implícitamente hay un riesgo, porque pueden salir muy bien, como Barcelona, o muy mal, como en Atenas" aseguraba.

Por eso, llegaba a explicar que no solo compensa por un tema deportivo, sino económico. Y es que ser sede olímpica significa atraer muchísimas inversiones de carácter privado.

"La oportunidad que tiene una ciudad es atraer inversiones, normalmente la ciudad pone un plan urbanístico y se trata de maximizar inversiones. Podemos pensar en una estructura de cebolla, el núcleo es la organización, luego instalaciones deportivas, el resto es tan grande como la ciudad lo permita" explicaba.

Y matizaba, porque depende mucho si una ciudad está "acaba", o sea, más desarrollada que otra. París, en su opinión, es una ciudad preparada, por lo que "obtendrá un beneficio menor que una ciudad no acabada como podía ser Barcelona o Río de Janeiro. Es una gran oportunidad para las ciudades, pero también tiene un riesgo" sentenciaba.