El almirante Garat avisa de los dos gestos que delatan las intenciones de Marruecos con España: "Inicios de guerra híbrida"
El militar Juan Rodríguez Garat analiza en La Linterna el lugar estratégico de nuestro país y el motivo por el que sentimos complejo histórico del imperio español
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En el año 1949, Juan Rodríguez Garat comenzaba lo que iba a ser una exitosa carrera militar que le llevaría a ser almirante de la Armada Española. Pasó 24 años embarcado, mandó tres buques de superficie y varias unidades navales. Pero en aquellos años, la idea de una guerra en suelo europeo parecía remota y cualquier hecho parecido se remontaba a los libros de historia.
Sin embargo, el ataque de Rusia sobre Ucrania ha abaratado el precio de la guerra y ha impulsado un cambio de paradigma que ha hecho que comprendamos que un conflicto es posible. Nuestro continente lleva años y años de reducciones presupuestarias y de ninguneo hacia las Fuerzas Armadas. Y las guerras en Ucrania o Gaza, junto a las tensiones en torno a Taiwán o el Mar Rojo, han mostrado lo desnudos que estamos.
Lejos de caer en un discurso derrotista, el almirante Juan Rodríguez Garat ha analizado las causas de todos estos conflictos bélicos y las conclusiones las ha recogido en un libro titulado 'Tambores de guerra, contra el desarme moral y militar de España', que presenta este lunes en La Linterna.
Qué es la 'cultura de Defensa' y por qué España no tiene
Respecto a la conocida como la 'cultura de Defensa', el almirante explica que “seguimos suspendiendo”, porque mucha gente no tiene claro lo que es. “No es ni armas ni militares, sino qué utilidad queremos darle a ello”, explica a Expósito, al que recuerda. “No podemos quedarnos en la discusión de cuál es el calibre de nuestros cañones, sino para qué los queremos en cada circunstancia”.
Denuncia Garat que los militares no saben venderse del todo, “pero la mayoría de las veces tampoco nos han dejado”. Así, lo refleja con un ejemplo que le ocurrió a él mismo: “Yo volví de la Operación Atalanta en Somalia y, al volver con orgullo, el Ministerio me dijo que habían dicho que no a 300 solicitudes de entrevista, y lo dijeron satisfechos y con orgullo”. No obstante, y aunque reconoce que “la situación ha mejorado algo”, insiste en que “todavía hay muchas limitaciones para que un militar en activo pueda acceder a la opinión pública”.
La trinidad de la guerra y Ucrania
El experto militar aclaraba en La Linterna un concepto geopolítico crucial para entender el mundo: la Trinidad de la guerra. Se trata de un viejo concepto que acuñó Carl Von Clausewitz, un militar prusiano muy influyente, que dice que el poder militar de una nación no se ve sólo en el número de cañones, de buques o de aviones. Así, y según esta teoría, hay tres vértices: el gobierno, los ejércitos y, el tercero, es el pueblo.
“Cualquiera de esos vértices pueden mandar al traste cualquier capacidad de un ejército si no están armonizados”, comenta Garat. “El vértice importante es el pueblo, la reacción del pueblo ucraniano es admirable y, cuando Putin decide la invasión, está pensando en la resistencia de los pueblos europeos a intervenir, por lo que es importante que el pueblo entienda qué se está jugando en cada caso”.
Recuerda el almirante del Ejército sobre la situación en el este de Europa que, precisamente la experiencia de lo soviético es la que ha resultado en el abandono de la órbita de Moscú por los países del Este que ahora son de la OTAN. “No es movimiento hacia el este de la Alianza, sino del oeste de los pueblos que tienen miedo al resurgir de la Rusia imperial”.
El Sahel y las intenciones de Marruecos
Sobre la situación en el Sahel, el oficial del Ejército matiza en los micrófonos de COPE que, aunque en el sur “hay desafíos importantes”, estos no son “realmente militares”. “Es difícil que los problemas del Sahel se puedan resolver de forma militar, porque ahí hay una partida geoestratégica que es difícil que podamos ganarle a Rusia porque nuestros soldados no son capaces de cometer los asesinatos que cometen los de la Wagner”.
Así, y en lo que se refiere a Marruecos, Garat señala que existen “confusiones”. “En el país marroquí podemos ver inicios de guerra híbrida, desde lo que ocurrió en Perejil, como la manipulación de la inmigración o las reclamaciones de Ceuta y Melilla”, advierte. Recuerda que la guerra híbrida es “poner en dificultades a cualquier gobierno, de forma que prefiera al final resolver el problema cediendo, en lugar de sobrevivir a ataques, que no son militares, pero pueden resultar molestos”.
En Marruecos se ven inicios de guerra híbrida, desde Perejil a la manipulación de la inmigración o las reclamaciones de Ceuta y Melilla
Almirante del Ejército
El complejo histórico y la leyenda negra
Señala Expósito por su parte que España es un país acomplejado por su historia, pero hay una justificación “que viene del azar”, como incide el militar: “el Imperio Español desapareció en el peor momento, en el SXIX, cuando se empezaron a crear las conciencias nacionales en Europa”. “Mientras Francia y Alemania se disputaban el poder a finales del siglo XIX, en España combatíamos al cantón de Cartagena, una guerra ridícula”, ironiza.
“Aún nos queda por entender cuál fue nuestro papel en el mundo, por qué caímos, cómo fuimos y cómo debemos ser”. En ese momento, el director de La Linterna ha querido recuperar un fragmento del libro de Garat que ilustra este punto:
'Hoy está de moda cuestionar el papel de España en el mundo, parece que no sólo tenemos que lamentar nuestros fracasos sino también pedir perdón por nuestros éxitos. Entre tales extremos, se extiende el sentimiento de que, sometidos al juicio de la historia, no hemos dado la talla como pueblo. Vemos nuestras derrotas como el resultado de la torpeza de quienes nos precedieron, y nos sentimos obligados a renegar de las victorias de Hernán Cortés o el duque de Alba, como si tuviéramos que avergonzarnos de ellas'.
“La diferencia de nuestra leyenda negra respecto a la de otros imperios, porque todos la han tenido, es que ha habido mucho más participación de españoles en propagar esa leyenda que, por ejemplo, en el caso de los británicos”, concluye el Almirante.