¿Cómo ha cambiado la mentalidad de los israelís desde hace un año? Así ha cambiado Tel Aviv desde el 7 de octubre

Alejandro Requeijo, recién llegado de Israel, cuenta en La Linterna cómo es la vida allí

David Nieto Cortés

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

La tensión en Oriente es algo que ya ha pasado a formar parte de la actualidad, y es que la situación que hay e Israel, Palestina, Irán o Líbano no va en tendencia de mejorar, de hecho, la situación empeora casa día que pasa. El ejemplo se puede encontrar perfectamente en Tel Aviv, la capital de Israel, en la que hace no mucho se vivía de una manera normal, pero desde el lanzamiento de misiles llevado a cabo por Irán el otro día sobre esta ciudad, las alarmas antiaéreas suenan más frecuentemente.

Alejandro Requeijo, colaborador de COPE, acaba de llegar de la capital israelí y ha contado en La Linterna cuál es su percepción sobre la situación desde dentro del país.

Lo que le pasa a Israel

Este país de reciente creación sin superar el trauma del mayor ataque terrorista de su historia. No ayuda que la guerra en Gaza se está alargando mucho más de lo que la gente esperaba, la tradición en Israel habla de guerras cortas y victorias contundentes. Tampoco ayuda que los rehenes siguen sin ser liberados y además ahora se ven relegados por la apertura de nuevos frentes con otros enemigos tradicionales.

Además, la guerra ha postergado la solución a importantes retos internos como la inestabilidad parlamentaria, la cuestión de los asentamientos o la integración de los ultraortodoxos, aspectos clave para el futuro del sionismo.

La vida en Tel Aviv

Lo que se vive allí es el día a día de un país que trata de seguir su vida, la israelí es una sociedad fuerte, pero se nota que falta gente. Estos días han sido las celebraciones del año nuevo judío y al menos en Tel Aviv veías a mucha gente en las terrazas, tomando algo, grupos de amigos… lo que sería una vida activa en una ciudad mediterránea. Esto es lo que ha vivido Requeijo.

DPA vía Europa Press

Tel Aviv

Aun así, en la calle todos tienen entre 20 y 30 años. Falta una generación de entre 30 y 40 años, de los cuales muchos están movilizados en el frente. Las sirenas antiaéreas suenan constantemente y es muy impresionante presenciar lo interiorizado que tienen el ritual de dejar lo que estén haciendo para, sin perder la calma ni correr, retirarse a los refugios hasta que dejan de sonar las alarmas, afirma Requeijo.

      
             
      

Un gobierno complejo

Netanyahu gobierna con los socios más radicales que se puede tener. Solo tiene tres escaños por encima de la mayoría absoluta con su coalición de gobierno y eso hace que dependa de los ultraortodoxos de Shas y los sionistas religiosos de Smotrich. Eso quiere decir que si se ablanda, puede caer.

Aun así, las últimas operaciones en Líbano le han dado la enésima vida extra. Hace una semana el Canal 12 le situaba como el líder mejor valorado y que su partido volvería a ganar las elecciones. Volvería a ganar sin mayoría absoluta, aunque Netanyahu está acostumbrado a alianzas imposibles.

DPA vía Europa Press

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu

Además, las relaciones entre Israel y Estados Unidos no pasan por su mejor momento, pero podrían volver a escalar posiciones si Trump vuelve al gobierno después de las elecciones de diciembre.

      
             
      

También cuenta el factor de que la solidaridad entre los países árabes no sea tan fuerte como se esperaba. La cuestión de Palestina en otros países árabes es sentimental y profunda entre la población, pero no tanto en los gobernantes, que en algunos casos, son incluso enemigos entre ellos.

El futuro de Israel

La respuesta de los israelíes siempre es rotunda y siempre es que sí, que tiene futuro. Este país enfrenta retos internos que van más allá de la guerra o la cuestión palestina. Israel se ha polarizado mucho en torno la figura de Nentanyahu y es una sociedad que necesita estar unida. La sana alternancia que existía entre conservadores y laboristas desapareció por la crisis de la izquierda.

Las posiciones más mesiánicas, menos democráticas, marcan las decisiones. En 2065 habrá un 50 por ciento de niños ultraortodoxos con las dificultades sociales y económicas que entraña su integración. Mientras eso pasa se mantendrá el 20 por ciento de árabes israelíes, que en muchos aspectos no se sienten concernidos por el proyecto sionista.