Diego Garrocho: "Karla Sofía Gascón fue proscrita en los Goya y, poco a poco, ha sido restituida, cuando el furor cancelador vio que se había pasado"

El profesor de Filosofía habla del premio de la Unión de Actores a la intérprete española y el veto que ha sufrido en los últimos meses

Redacción La Linterna

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Algo está cambiando y quiero pensar que está cambiando para bien. Karla Sofía Gascón ha sido galardonada con el premio de la Unión de Actores y este reconocimiento no tendría mayor valor que el cultural si no fuera porque Gascón llevaba semanas sometida a un linchamiento público y a acusaciones por una serie de tuits que ya sabemos fueron ciertamente desafortunados. Para nuestra vergüenza, Karla Sofía no asistió a la entrega de los premios Goya. 

Algunas voces, las primeras valientes, sí se atrevieron ya a matizar aquella cancelación. En los Oscar fue excluida de la alfombra roja, aunque sí estuvo invitada a la gala. Y esta semana de vuelta en España, por fin ha podido recoger un premio. Un premio por su trabajo, no por ser buena persona ni por abanderar determinadas causas.

Este ciclo catártico recuerda al proceso del purgatorio que narraba Dante en su comedia, donde ángeles sucesivos y distintas penitencias iban purgando las faltas y delitos de unos seres humanos que a lo mejor no eran tan distintos a nosotros. Gascón fue proscrita en los Goya y poco a poco ha sido restituida, cuando el furor cancelador empezó a darse cuenta de que quizá se habían pasado un poco.

El ciclo del arrepentimiento civil resulta casi más gravoso que el religioso, pues en la fe existen el perdón y la misericordia. En cambio, las nuevas religiones de sustitución, con su fervor acusatorio y su pulsión tribal, son inclementes siempre en la condena. Sin embargo ya son demasiados los que han sucumbido en los patíbulos que ellos mismos construyeron y quizá, después de tanto exceso, nos llegue un poco de cordura.

Nadie tiene una biografía que resista un examen con una lupa de siete aumentos, ni falta que hace, y este premio para Karla Sofía Gascón podría simbolizar, ojalá que sí, un retorno a la serenidad de los juicios públicos. Y ojalá entendamos que el perdón, la clemencia y la misericordia, que se lo digan a pensadores como Séneca, también deben jugar un papel en la plaza pública, porque si la vida nos ha enseñado algo, es que quien mucho acusa, quizá tenga algo que esconder.