Diego Garrocho: "El problema no es que la gente se crea Twitter, sino que deje de creer en los medios tradicionales"

El profesor de Filosofía analiza en La Linterna la salida de La Vanguardia o The Guardian de X, la red social propiedad de Elon Musk

Redacción La Linterna

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¿Por qué hay gente abandonando redes sociales como Twitter? En los últimos días, cabeceras de prestigio como The Guardian o La Vanguardia han decidido abandonar X, lo que antes conocíamos como Twitter. A la vista de las escasas reacciones que estas cuentas generaban, las habituales en un usuario medio, muy poquito para ser periódicos, cualquier persona podría pensar que la decisión de abandonar esta red social responde a una mera cuestión empresarial. 

Sin embargo, la explicación oficial de estos periódicos, al igual que miles de particulares, es que suspenden su participación en la red social porque se ha convertido en un espacio tóxico y cargado de desinformación. Yo, la verdad, tampoco recuerdo que haya sido en ningún momento un foro donde se debatiera sobre Heidegger o la teoría de cuerdas.

Lo bueno de la realidad es que nunca decepciona y la casualidad ha querido que el exilio digital de tantas almas puras coincidiera ayer con la aprobación en el Congreso del nuevo Consejo de Radiotelevisión Española. Un Consejo que, recordemos, está plagado de profesionales cuyo único mérito ha sido operar como correas de transmisión del poder político.

La desinformación, por supuesto que es un peligro real, pero a veces se nos olvida que es mucho más peligroso que una cabecera de prestigio editorialice una portada que que un usuario anónimo de Twitter con el seudónimo de Pikachu67 publique un disparate.

Las democracias son un sistema fiduciario. Funcionan porque la gente confía en las instituciones y entre esas instituciones imprescindibles se encuentra también la prensa libre, autónoma y veraz. Que en Twitter hay información errónea, falsa o sesgada es un hecho innegable, pero me preocupan mucho más los sesgos y los engaños de quienes deberían contar con toda nuestra confianza.

El problema no es que la gente se crea las cosas de Twitter. Lo problemático de verdad es que la gente tenga motivos para dejar de creer en los medios tradicionales.

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