Emigra de Senegal a Valencia, comienza recogiendo patatas y acaba siendo el mejor cocinando un plato típico valenciano

Expósito analiza en La Linterna cómo han prosperado los trabajadores extranjeros en un restaurante de la Comunidad Valenciana

Expósito junto a Adama, maestro arrocero en Valencia
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Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Cuando en España se debate sobre inmigración, en muchas ocasiones se parte de una afirmación errónea: los inmigrantes no llegan a España en patera, la vía principal de llegada son los aeropuertos. Con más de un 17% de los residentes nacidos fuera, España ya está entre los cuatro países del mundo con una mayor proporción de extranjeros

Por delante de nuestro país solo están Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Si se traduce en números, de los 48,8 millones de habitantes que tiene España, 8,7 han nacido en otro país. Además, en el primer semestre de este año, 4 de cada 10 nuevos empleos fueron ocupados por extranjeros, según el Instituto Nacional de Estadística. Así, este jueves, y como motivo de una acción especial de COPE sobre la migración, La Linterna ha querido ver en la Comunidad Valenciana cómo se traducen allí esos datos.

Ángel Expósito con Ángel Blandez, dueño del Vlue Arribar

Rubén Corral

Ángel Expósito con Ángel Blandez, dueño del Vlue Arribar

El curioso restaurante de Ángel en Valencia

El número de trabajadores extranjeros en la Comunidad Valenciana supera los 310.000 el 14,7% del total de los trabajadores. Eso es lo que dicen los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. La mayoría de ellos trabaja en el sector servicios, seguido de la construcción, la agricultura y el servicio doméstico... Son empleos de sueldos bajos, horarios interminables y no muy gratificantes.

Pero el sector donde más inmigrantes trabajan es en la hostelería: 1 de cada 4 empleados son nacidos fuera de España. Sólo en la Comunidad Valenciana en el último se han afiliado a la seguridad social 57.000 extranjeros dentro del sector servicios. Así, Expósito se ha acercado hasta el puerto de Valencia, una de las zonas más importantes de la ciudad.

Expósito y Jaime, camarero marroquí en el Vlue Arribar

Rubén Corral

Expósito y Jaime, camarero marroquí en el Vlue Arribar

“Uno de los que llaman la atención tiene una enorme terraza. Es el Vlue Arribar. Su dueño es Ángel Blandez y gestiona lo que viene a ser una pequeña ONU: “Aquí hay trabajadores de Senegal, Ecuador, Bolivia, Cuba, Rumanía, Ucrania, Marruecos, Lituania, y Argentina”. Así, los únicos españoles del local son el propio Ángel, su mujer y su hija.

El 80% de los trabajadores son de fuera, y explica el dueño que “la filosofía es tener buena gente, el color da lo mismo, pero sí que sean buenas personas”. “Si vemos que entra un conflictivo, la verdad es que al principio le damos alguna otra oportunidad y se lo decimos, pero que sea de otro color me da igual. Adama y Virginia, que trabajan en cocina, llevan juntos trabajando casi 10, 15 años juntos. “Yo creo que valoran el trabajo muchísimo más que nosotros, no sé si es la necesidad o lo que han sufrido, pero lo cierto es que ellos nunca han puesto problemas de trabajar de ningún tipo, y en ninguna cosa, porque al final yo a Adama lo tuve aquí fregando”, explica el gerente de Vlue Arribar.

El mejor cocinando un plato valenciano

Adama es senegalés y aunque trabaja en el local de cocinero hoy libra y se ha querido acercar para poder hablar con La Linterna. Va vestido con una sudadera de los Ángeles Lakers y parece un tipo feliz. Así, relata a Expósito cómo ha pasado de recoger patatas a ser un maestro en un plato típico de Valencia.

Explica el joven que llegó a España en 2007 en una patera que llevó hasta las costas de Tenerife, de ahí a Málaga, donde le dijeron que era muy difícil ganarse la vida, pero donde le ayudaron a llegar a Valencia. “Comencé recogiendo patatas 11 horas al día por 40 euros, después cebollas y después a lavar platos”.

Asegura Adama en La Linterna que sólo le pagaban 15 euros por lavar los platos, pidió un aumento y se lo denegaron. “Pero después esa misma persona fue quien me llevó hasta aquí, el Arribar”. Comenzó colocando toldos, después limpiando, aprendiendo a elaborar postres, encargándose de la freidora y, por último, acabó ayudando al arrocero del local.

“Ahí fui a ayudarle y, poco a poco, conforme más arroces hacía, terminé preparándolo más rápido que quien me había enseñado”. Así, y cuando su maestro dejó el restaurante, Adama se quedó como el arrocero titular del Vlue Arribar. “Me han dicho que eres el campeón del mundo haciendo arroces”, apunta el director de La Linterna. Un comentario que arrancaba las carcajadas del joven Adama.

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