Entran a un garaje de Sedaví con un producto que está en la mayoría de casas de España y limpian el barro en tiempo récord
Félix Antonio López, investigador del CSIC, explica a Expósito las pruebas científicas que están realizando para recuperar cuanto antes la normalidad en Valencia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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A pesar de que ya ha pasado más de un mes, los valencianos aún tienen que hacer frente a numerosos problemas en decenas de municipios de la provincia. Uno de ellos es la gran cantidad de lodo que continúa estancado en los garajes y que aún no han podido limpiar ni los vecinos ni los efectivos de la UME (Unidad Militar de Emergencias).
Y es que se calcula que hay cerca de 130.000 metros cuadrados que todavía están anegados de barro en municipios como Catarroja, Sedaví o Massanassa. Y, para poder extraerlo, Expósito contaba este lunes en La Linterna que los investigadores del CSIC han dado con una sustancia capaz de hacerlo rápidamente y mucho más fácil de lo que se está haciendo en las últimas semanas.
Mezcla de productos típicos
La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, ha explicado que, a través de un trabajo que se ha hecho también con una cementera valenciana, se ha realizado “una prueba con un líquido espesante para poder espesar los lodos y favorecer así su extracción y su transporte”.
Explica Bernabé en un audio que recoge COPE, que el objetivo es “facilitar con otro tipo de maquinaria más pequeña, poder entrar a las segundas y a las terceras plantas de los garajes para poder extraerlos de una manera más eficaz y más rápida”.
Pero, ¿de qué está compuesta esta mezcla de dos productos químicos espesantes? Se trata de un compuesto que procede de la ciudad francesa de Toulouse y que es, por un lado, un polímero súper absorbente, como el de los pañales de los niños, algo que está en la mayoría de hogares españoles. El otro componente, explica Expósito, es una arcilla especial que tiene mucha capacidad de absorción. El resultado: un lodo mucho más manejable que permite ahorrar tiempo y trabajo.
Félix Antonio López, investigador del CSIC en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas, aclara en La Linterna que “la limpieza de los garajes está muy dificultada porque hay una gran cantidad de agua y el número de 'chuponas' disponibles es reducido” Así, comenta, al solidificar el lodo, “se puede retirar con una pala mecánica o una mini pala que entra en el garaje y es capaz de retirar todo el lodo espeso de una manera eficiente”.
La prueba en un garaje de Sedaví
La mezcla aún se está probando, aunque ya la han utilizado en tres garajes y ha sido todo un éxito. En los dos de Massanassa, de 440 metros cuadrados cada uno, sólo han empleado un componente. Pero en el tercero, en Sedaví y de 500 metros cuadrados, han esparcido la mezcla completa.
Se puede retirar con una pala mecánica en el garaje y es capaz de retirar todo el lodo de forma eficiente
Investigador del CSIC en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas
Con esta solución no sólo se agiliza la extracción, también el transporte, como explica el investigador del CSIC a Expósito. “Es una pequeña excavadora que puede entrar en el garaje”, aclara. Esta, explica, lleva una cuchara y va recogiendo, “va recogiendo luego y lo va depositando a la salida del garaje en un contenedor”. Esta mezcla no sólo permite acceder más fácilmente a las segundas y terceras plantas de los garajes, también puede ser parte de una actuación preventiva para evitar que en el futuro se vuelva a producir una catástrofe como esta, como apunta López.
“Ahora quizás lo que habría que hacer es, igual que hay carreteras que tienen depósitos de sal, en zonas de inundación que pudiera haber acopios de este tipo de materiales para que, en caso necesario, se pudiera llevar a cabo una actuación inmediata y rápida en los primeros momentos de la emergencia”, añade.
El otro invento para recuperar Valencia
Pero extraer el lodo de los garajes y campos no es el único reto al que se enfrentan los valencianos. Los pilares y cimientos de los edificios también se han visto afectados por el agua. Un panorama que los científicos están combatiendo con sensores de infrarrojos que detectan la humedad que no se ve a simple vista.
Santiago Tormo es subdirector del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, y explica en La Linterna que el nuevo invento “es como una cámara de fotógrafo, lo único que hay que ajustar bien los parámetros, pero es muy útil porque podemos ver zona en las cuales, a simple vista, no podemos ver que estén húmedas o que estén mojadas”. Así, con la cámara térmica, “como están más frías, rápidamente podemos acotar donde está el problema de esa humedad”, apunta.
La precisión de estas cámaras termográficas es sorprendente: pueden detectar diferencias de temperatura de hasta dos centésimas de grado. Los dispositivos han sido donados por dos empresas de suministros industriales para que los arquitectos valencianos puedan localizar la humedad que ha absorbido el muro y por donde le puede venir una filtración.
Por tanto, la coordinación entre Patrimonio y los arquitectos que usan esta tecnología es total. Tormo aclara que existe un equipo que les pasa “la información de esa radiación a una foto térmica en la que podemos ver, apreciar unos colores diferentes en el que un color más claro nos da, que la zona está más caliente y un color más oscuro nos dice que la zona está más fría”. Y con eso ya interpretan !que le está pasando a ese elemento arquitectónico, a ese elemento constructivo!.
Y es que la humedad no se ve a simple vista, pero está ahí y origina la aparición de hongos y moho. Es el microclima perfecto para estos organismos que son perjudiciales para la salud y pueden dar lugar a problemas de asma o alergias en el futuro si nos exponemos a ellos. “Se han humedecido no solo a la superficie, sino a los muros interiores y los ladrillos”, recuerda el responsable de restauración de UPV en COPE. “Y todo eso tiene que secar y tiene que tener su tiempo desecado o tenemos que ponerle aparatos para que vayan secando para que otra vez podamos volver a habitar esas estancias”, concluye.