Isabel, una jubilada de Pamplona, se envía cartas con alguien durante meses y se queda muda al saber quién es

Expósito relata la historia de Isabel, una mujer navarra que ha estado escribiéndose cartas anónimas hasta que, finalmente, ha podido conocer a su 'amigo'

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

En una época de pasos agigantados hacia la digitalización y en la que ya existe una generación entera que ha nacido con un smartphone bajo el brazo, todavía existen muchos mayores en España que siguen usando el antiguo método del papel y el boli: la carta. Es el caso de Isabel, una jubilada de Pamplona que, tras meses escribiéndose con alguien por carta, finalmente le ha podido conocer y, ver de quién se trataba, le ha dejado emocionada.

Así lo reconoce en los micrófonos de COPE, donde su historia la ha relatado Ángel Expósito en La Linterna. Y es que, como cuenta el comunicador, los abuelos no han olvidado cómo escribir una carta, era la única vía que tenían para comunicarse con los que estaban lejos. “Desde que eran pequeños utilizaban el papel, los sobres y los sellos”, comenta Expósito.

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Plaza del Castillo, en Pamplona (Navarra)

Meses escribiendo cartas

“Me acuerdo cuando éramos pequeñas, 10 y 12 años, nos escribíamos tarjetas para felicitarnos las amigas que estábamos allí en el pueblo”, cuenta Isabel a COPE Navarra, en una entrevista que ha recogido La Linterna. Cuenta la mujer que se crió en el municipio navarro de Caparroso y en Pamplona lleva 50 años. “Tengo amigas de cuando tenía como 12 años y nos escribíamos cartas”, recuerda. “Y fíjate que las guardo todavía las cartas desde entonces”.

Así, Isabel ha formado parte de un proyecto de envío de cartas y lo ha hecho una persona desconocida en los últimos meses, aunque eso no ha hecho que, como reconoce, lo haya hecho menos emocionante. “Ahora le he escrito del verano, diciéndole dónde iba al pueblo. Luego en la carta anterior él me hablaba de nietos, y le ponía yo también mis nietos, los nombres. Él también dice que le gusta ir a caballo, aprender a montar. Y sí, nos escribimos”, cuenta en COPE la navarra, ya jubilada.

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Mano de persona mayor coge otra joven

Isabel conoce a su amigo por correspondencia

Y es que Isabel pertenece a la Asociación de Jubilados y Pensionistas de San Jorge y forma parte de un proyecto de intercambio de cartas que comenzó al final del curso pasado, en junio. En ese momento los mayores comenzaron a realizar actividades con niños de Hiru Hamabi, la Asociación de daño cerebral adquirido en menores.

Actividades como hacer joyas con los niños, así como llaveros, pulseras o colgantes. Y, a partir de ahí, comenzaron una 'relación postal'. En el caso de Isabel, su 'amigo' era Martín, un niño de 12 años, al que finalmente ha podido conocer. “Ver esa ilusión en los ojos de los niños, sentir el cariño que nos transmite, es precioso”, explica en COPE.

      
             
      

“También hay una conexión tan especial. Aprende de nosotros, pero nosotros también aprendemos de ellos. Porque hay esos pequeños gestos que nos unen de forma tan bonita, que es una experiencia muy profunda”, cuenta emocionada Isabel.

La ilusión de los niños con las cartas

Para solventar las dificultades de escritura o lectura que puedan tener los pequeños, los padres siempre están dispuestos a echar una mano. La ilusión que les hace recibir y enviar cartas es inmensa, pero todos coinciden en que lo que más pereza les da es escribirlas, como explica en COPE Edurne Otero, una de las madres.

“Las leen encantados, dicen “ay que bien he recibido cartas”. La cogen en el buzón, pero dicen “jo, ¿y le tengo contestar? Pues mamá, pues ayúdame, que no entenderá mi letra”. O “fíjate lo que me han llegado a preguntar”. “Pero mamá, ¿seguirá el año que viene?” Y yo “sí, seguirá, seguirá”. Sabes, ellos al principio, luego les han conocido y dicen “vale, no pasa nada”.

      
             
      

Personas participantes en esta iniciativa Conecta2

A lo largo del año recibirán y enviarán hasta 6 cartas. De momento solo llevan dos, así que aún tienen mucho por descubrir de la otra persona, como reconoce Isabel. “Según lo que él me conteste de la carta que le he escrito yo del verano y tal, pues dándole ánimo y que siga por el camino que él está haciendo y así, pues sí, iremos contando cosillas de lo que vamos haciendo día a día”.

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