Radioembolización, la nueva técnica contra el cáncer de hígado que un malagueño está desarrollando en Harvard

Una de las enfermedades que más muertes causa, sea a nivel nacional o global, es el cáncer. Esto se debe a que puede aparecer prácticamente en cualquier parte de nuestro cuerpo. Por ejemplo, solo en el caso del cáncer de hígado, fueron alrededor de 7.000 las personas que murieron el pasado año. Y es que este es uno de los tumores que provoca un mayor número de muertes, y que, en caso de desarrollar metástasis, su pronóstico es uno de los peores.

Aun así, al igual que en otros aspectos, la ciencia avanza a pasos agigantados, y eso se hace notar también en el cáncer. Casos como este, solo en este último siglo XXI, se ha conseguido duplicar la esperanza de vida, algo que acentúa su importancia, teniendo en cuenta que afecta a un órgano vital y que puede ir acompañado de enfermedades como la cirrosis o fallo hepático, que lo hacen aun más difícil de tratar, según afirma Jorge Alcalde, divulgador científico de COPE.

La investigación

Y es que para investigar hacen falta científicos investigadores, que llevan a cabo largos procesos de análisis y estudio para determinar soluciones a estas enfermedades que actualmente no tienen una cura asegurada. Este es el caso de Carlos Huesa, un malagueño que se graduó en su ciudad como ingeniero bioquímico, y que actualmente, gracias a su tesis doctoral por la Universidad de Navarra, accedió a estudiar en Harvard e investigar para el Massachusetts General Hospital, concretamente, en el departamento de Oncología Radioterápica.

El malagueño se encuentra allí dentro de un proyecto sobre tratamiento de radioembolización para el cáncer de hígado. Y es que, la única opción realmente ahora mismo curativa para el cáncer de hígado es hacer cirugía y quitar la parte tumoral del hígado, pero eso muchas veces es muy complicado porque el tumor ya está muy desarrollado y luego porque al final el hígado ya está bastante dañado. “Aun así, hay bastantes terapias que están segunda línea y este tratamiento en el que yo estoy más centrado, que se llama de radioembolización, consiste en inyectar unas microesferas radiactivas a través de la arteria hepática”, afirma el investigador.

En este caso, el intervencionista va con un catéter, con el que, a través de imagen va viendo y evaluando dónde está la zona tumoral. Una vez se evalúa correctamente y se decide que el paciente es candidato al tratamiento, se entregan estas microesferas radiactivas en esa zona. “El problema es que este tratamiento estaba muy poco optimizado, pero si somos capaces de optimizar este tratamiento desde el punto de vista de la radiación que recibe el tumor con respecto al tejido sano y también de somos capaces de predecir hacia dónde van esas microesferas una vez la inyectamos en el hígado, pues esta opción para algunos casos podría llegar a ser curativa”, dice Carlos.

La inversión

Como todo lo que gira en torno a la rama sanitaria y la investigación científica, requiere de una gran inversión tanto pública como privada. En el caso de España, que siempre nos caracterizamos por tener un sistema sanitario público muy bueno, siempre es necesaria más inversión, especialmente en investigación. Esto se nota cuando, al igual que Carlos, “al final vas al extranjero y nada más que te encuentras españoles en grupos de investigación. Y también tenemos otros compañeros españoles y luego te vas a una conferencia y te vas a cualquier sitio y te encuentras españoles”, corrobora.

Pero, aun así, eso también quiere decir que en general y con todo lo humilde del mundo “creo que no tenemos nada que envidiar a nivel de la formación que recibimos y el talento que podemos tener. Pero sí echo de menos que las condiciones para investigar en España podrían ser mucho mejores de las que son actualmente”, afirma el malagueño.