Qué pasó en la app donde se filtraron los planes de Estados Unidos en Yemen: la Interpol ya ha tomado medidas
El consultor tecnológico Mario Yáñez analiza en La Linterna el error humano que permitió a un periodista acceder a conversaciones confidenciales del gobierno estadounidense

Madrid - Publicado el - Actualizado
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La aplicación de mensajería Signal, conocida por su alto nivel de seguridad, fue el escenario de un insólito fallo humano que terminó filtrando información clasificada del Gobierno de Estados Unidos. Jeffrey Goldberg, editor jefe de The Atlantic, fue añadido por error a un grupo de Signal donde altos cargos de la administración estadounidense, incluido el vicepresidente Vance, discutían la estrategia militar contra los hutíes en Yemen.
Según explica en La Linterna Mario Yáñez, consultor tecnológico de Kyndryl, el responsable del error fue Mike Waltz, asesor de Seguridad Nacional, quien agregó al periodista sin darse cuenta. Goldberg tuvo acceso a mensajes sobre objetivos militares, armamento e incluso identidades de agentes de la CIA. "Es un fallo humano puro y duro que el sistema no puede evitar", comenta a Expósito Yáñez.

Mario Yañez, divulgador tecnológico y consultor de Kyndryl
El periodista, incrédulo ante lo ocurrido, sospechó durante días que podía tratarse de una trampa o un hackeo. "No se lo creía. Pensó que era una operación de desinformación", señaló Yáñez.
¿Por qué Signal es considerada tan segura?
Signal, fundada en 2010 por expertos en seguridad informática, se ha convertido en la aplicación preferida de gobiernos, activistas y periodistas por su cifrado de extremo a extremo. Es una aplicación de mensajería del estilo de Whatsapp, Telegram o la china WeChat fundada por el especialista en seguridad informática Moxie Marlinspike y el experto en robótica Stuart Anderson, y se hicieron famosos por el caso de Edward Snowden, el exinformático de la CIA que filtró documentos que probaban el espionaje a las comunicaciones de ciudadanos de Estados Unidos. Su mejor característica la seguridad, según sus creadores.
A diferencia de WhatsApp o Telegram, Signal no almacena metadatos, es de código abierto y sin ánimo de lucro. "Los mensajes viajan en una 'caja fuerte' digital que solo abre quien tiene la llave", explica Yáñez. Sin embargo, el consultor aclara que ninguna aplicación es inmune al error humano: "Si añades a alguien a un grupo, le das la llave. Eso fue lo que pasó en el 'Signalgate'".

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La decisión de la Interpol
Ante el uso creciente de estas plataformas por parte de delincuentes, la Interpol ha presionado a empresas como Signal para que incorporen una "puerta trasera" que permita investigar actividades ilegales. "Tanta privacidad atrae a quienes quieren ocultarse", apunta Yáñez en COPE. No obstante, el colaborador cuestiona que los gobiernos utilicen aplicaciones públicas para temas de seguridad nacional: "Es incongruente quejarse del espionaje y luego usar herramientas abiertas para asuntos críticos".
Mientras, el incidente ha reabierto el debate sobre la fiabilidad de la tecnología cuando interviene el factor humano. "La seguridad absoluta no existe", concluye Yáñez.