Las protestas en Irán continúan tras la muerte de la joven Masha Amini
El país sigue ejerciendo un estricto control sobre la vida y el vestir de las niñas y mujeres a través de la policía moral que reprime duramente cualquier manifestación.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Te voy a contar algo que ocurrió hace algo más de dos semanas y que podría cambiar gran parte de la historia de un país como Irán. Lo primero te sitúo. Sucedió el 13 de septiembre en Teherán, la capital. Masha Amini, una joven de 22 años, se disponía a salir de una estación del metro cuando de repente la conocida como “policía moral”, decide detenerla.
Los agentes le achacan que lleva mal puesto el hiyab, el velo con el que las mujeres musulmanas cubren su cabeza. Tras la detención, su familia destapa lo que de verdad ocurrió. Al parecer la joven fue golpeada en repetidas ocasiones con una porra hasta el punto que horas más tarde ingresó en el hospital en coma tras sufrir un ataque al corazón. Tres días más tarde, Amini acabó falleciendo.
¡Muerte al dictador! o ¡Mataremos a los asesinos! Son algunos de los gritos que lanzaban los familiares de Amini en la puerta del hospital. Quisieron entrar a verla pero los agentes lo impidieron. Cuando pudieron hacerlo ya estaba muerta. La noticia corrió como la pólvora y a la protesta se empezaron a unir aquellos que pasaban por la zona.
Los coches de alrededor utilizaban sus bocinas para apoyar las protestas de la familia de Amini. Una sensación de impotencia e indignación que empezaba a nacer en la capital de un país donde es complicado ver cualquier tipo de movilización contra el poder. La chispa estalló definitivamente justo el día en el que se enterró a la joven en su localidad.
Miles de mujeres se quitan el velo mientras exigen un país libre de represión. En la lápida de la joven un solo lema que se hace viral: “Mahsa, no morirás. Tu nombre se convertirá en un símbolo". Mientras tanto, se empiezan a extender las protestas por varias ciudades de Irán y los vídeos que se suben a las redes sociales corren como la pólvora por todo el mundo.
Es el momento en el que la selección iraní escuchaba el himno tapando el escudo del país. Poco después la estrella de este equipo se rapaba en un vídeo subido a sus redes para solidarizarse con este movimiento. Por cierto que horas más tarde todas sus cuentas fueron bloqueadas. El Gobierno ha decidido cortar Internet y cerrar las universidades para evitar nuevas concentraciones. Aún así miles de personas diariamente han salido a las calles a pesar de la fuerte represión ejercida.
La Policía, junto con las basijis, las milicias paramilitares leales al régimen iraní, han reprimido duramente estas movilizaciones con el uso de porras, gases lacrimógenos, cañones de agua y, según la ONU, munición real. Se calcula según varias ONGs, que en estas dos semanas de protestas han fallecido cerca de 80 personas y se han detenido a otras 1200. Sin embargo, las fuentes oficiales hablan de menos de 50 muertos. Poco a poco países de todo el mundo han condenado los actos de violencia y represión que se han vivido en Irán. España tardó dos semanas en hacerlo. Primero a través de un comunicado y poco después salía Pedro Sánchez por videoconferencia.
La lucha por los derechos de la mujer han dado la vuelta al mundo y para muchos supone la gota que va a colmar el vaso y que puede permitir un cambio en un país que se encuentra muy lejos de lo que entendemos por democracia.
No es la primera ni tampoco tiene pinta que sea la última protesta que se produzca en Irán. No hay que irse mucho más atrás para recordar la última gran manifestación que se produjo en el país. Fue en el 2017 cuando el pueblo se sublevó para quejarse de las políticas del Gobierno del Líder Supremo Alí Jamenei. El Gobierno ve ahora más cerca que nunca el posible cambio de régimen y es por ese motivo que ha movilizado a sus fieles en contra de las manifestaciones mientras intenta reprimir las protestas. Un instrumento que parece funcionar para rebajar las tensiones más importantes del país.
Como te digo no sólo las protestas se han centrado en Irán. Gracias a las redes sociales y a los medios de comunicación el mensaje de rabia e indignación por la muerte de Masha se han propagado con rapidez por todo el mundo. También en nuestro país decenas de personas se concentraron ayer a las puertas de la embajada de Irán.
Con carteles con mensajes en los que se podía leer “libertad en Irán” o “justicia para Masha” encontramos a Said. Es iraní, tiene 60 años y sabe muy bien lo que es estar perseguido por el régimen de su país. Ahora Said se dedica a dar clases de tenis. Es feliz en un país como España. Desde la lejanía asegura que le da mucha pena ver cómo Irán sigue sin proteger los derechos humanos de las mujeres. No es fácil ponerse en el lugar de este hombre que aún sigue recibiendo amenazas desde su país. Él, con resignación se ha sumado a la protesta como un ciudadanos más que tan solo exige un cambio en el régimen iraní.
Varios velos ardiendo sobre el suelo justo al lado de la puerta de la embajada se convierten en el símbolo de esta manifestación. Una de las encargadas de quemar estas prendas es Latika. Es india y se ha acercado a este punto para apoyar a las mujeres de Irán en su protesta.
Son algunas de las personas que desde España alzan también la voz para intentar lograr un cambio en ese país. Hoy a nosotros nos acompaña una muy especial. Las protestas que se están produciendo en Irán continúan tras la muerte de Masha Amini, golpeada por la policía por llevar mal puesto el velo. Dos semanas después las manifestaciones en la calle siguen más fuertes que nunca exigiendo los derechos fundamentales que merecen las mujeres de aquel país. Una revolución que esperemos pueda mejorar la situación de los ciudadanos de Irán.