La población China sale a la calle para protestar contra el Gobierno por su gestión con el coronavirus
Miles de chinos salen a la calle después de que diez personas murieran en un edificio residencial que se incendió mientras estaban confinados por un positivo.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Año 1989. Miles de estudiantes salen a las calles en China para protestar contra un Gobierno corrupto y represivo y exigir un aperturismo democrático. Desde el gobierno se decide utilizar a los militares para disolver estas protestas provocando miles de muertos y una imagen inolvidable: la de un ciudadano colocándose delante de un tanque en la plaza de Tiannamen. 30 años después de este momento, volvemos a presenciar el descontento de miles de chinos contra el Gobierno de su país. Esta vez, la gota que ha colmado el vaso ha sido la muerte de diez vecinos de un edificio residencial que se incendió mientras estaban confinados por un positivo.
El fuego comenzó en el decimoquinto piso la noche del pasado jueves y no fue hasta cerca de tres horas después cuando los bomberos terminaron de extinguir las llamas. Esto ocurrió en la ciudad de Xinjiang que junto a Shanghái y otras grandes ciudades del país están confinadas desde hace unos meses debido a la restrictiva política de “Covid cero” impuesta por el Gobierno chino.
Mira te pongo un ejemplo... en la provincia de Xinjiang viven unos 25 millones de personas, más de la mitad que en toda España, pero apenas han tenido 2.500 casos de covid desde el inicio de la pandemia. La realidad es que la estrategia de confinamiento estricto no está funcionando. Primero porque se están registrando cifras récord de contagios y segundo porque además está generando una gran crispación entre sus ciudadanos. Francisco lleva varios años viviendo en China.
A estas protestas ciudadanas hay que sumar otros brotes puntuales, como los enfrentamientos entre empleados y policías en una fábrica de productos Apple en la provincia de Henan, también confinada por un brote de coronavirus. Como ves la situación es realmente preocupante. Y tampoco ayuda la censura del régimen chino en las redes sociales. El control es exhaustivo. Por ejemplo si eres negativo y sales a comprar o a comer a algún restaurante lo más normal es que en la puerta te realicen un test o incluso te hagan un escáner, un método para indicar al Gobierno dónde y a qué hora has estado en ese local.
Cuando estamos a punto de cumplir tres años del brote epidémico de Wuhan que dio inicio a toda una pandemia global, el gobierno chino continúa con su política inflexible.
La población china está siendo sometida a rastreos continuos, y la detección de un brote está implicando automáticamente al confinamiento de una fábrica, un edificio entero de viviendas o una ciudad. Esta política tan estricta ha conseguido mantener el número de muertes, al menos según las cifras oficiales, por debajo del millón, pero no ha impedido que el país haya alcanzado recientemente cifras récord de contagios. Algunas ciudades llevan meses confinadas y provocan el cansancio de españoles que viven allí. A todos estos días sin salir de casa tienes que sumar que no te puedes enterar de nada por los medios chinos. Y es que para poder descubrir lo que está ocurriendo en tu barrio o ciudad tienes que recurrir a la prensa internacional.
Hay dos imágenes que han llamado la atención durante estas protestas de China. La primera ha sido la de ver a cientos de personas manifestándose portando varios folios blancos. Unos papeles que pudieron verse ya en las protestas de Hong Kong de 2020 y que están sirviendo para criticar al régimen sin que haya censura. La segunda imagen tuvo lugar el domingo cuando varios policías detenían en Shanghái a un cámara de la BBC tras ser golpeado y pateado por los agentes de la policía china mientras grababa la ola de protestas. Una versión que negaba el propio Gobierno.
30 años después de las protestas de Tiannamen, China sale a las calles cansada de aguantar las políticas restrictivas por el coronavirus impuestas por el Gobierno de Xi Jimping. Confinamientos, PCRs, negocios cerrados... medidas que nos recuerdan lo peor de la pandemia y que ahora se instalan en uno de los países más herméticos y poderosos del mundo.