La tragedia continúa en las costas españolas: más de 20.000 inmigrantes han llegado en lo que llevamos de año

La llegada de cayucos a Canarias procedentes de países como Senegal o Mauritania siguen siendo una constante

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La tragedia continúa en las costas españolas: más de 20.000 inmigrantes han llegado en lo que llevamos de año

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Djibril es un vendedor de pescado de Senegal que, desgraciadamente, con su sueldo no podía mantener a sus padres, su mujer y su hijo de dos años. La desesperación hizo que en su cabeza tan solo existiera una solución: viajar en cayuco y llegar hasta España. Lo ha intentado hasta en tres ocasiones y por cada uno de estos viajes ha pagado más de 600 euros. Es el precio estipulado por las mafias. Las dos primeras veces llegó tarde a la hora de salida marcada por las mafias, siempre imprevisibles. Esta vez logró agarrar el cayuco y subirse junto con 104 personas. Ahí fue cuando pudo ver la muerte de uno de sus compañeros de viaje debido al frío.

Su trayecto coincidió con el huracán que recientemente dejó enormes lluvias y tormentas en las Islas Canarias. En mitad de ese huracán se encontraba la embarcación con los 104 migrantes. Uno de ellos murió de frío. No tenía con lo que abrigarse porque su ropa se la ofreció a su hermano pequeño que también embarcó. Su cadáver terminó tragado por el mar. Estaban a sólo 70 kilómetros de Tenerife pero les quedaba un litro de gasolina. Fijáos, son muchas etapas. Que la embarcación soporte el temporal, que los motores no fallen, que haya suficientes botellas para cualquier imprevisto. Demasiados factores se tienen que dar para que el trayecto clandestino en mar desde la costa senegalesa a las islas Canarias sea un éxito.

La llegada de cayucos a Canarias procedentes de países como Senegal o Mauritania siguen siendo una constante. Hace unos meses, en el puerto de Arguineguín, en Las Palmas de Gran Canaria, llegó Jalid. Algunos de sus compañeros perdieron la vida durante el viaje. Son 400 kilómetros con el viento, la noche, el frío y la fuerte marea del Atlántico. Jalid estuvo tres días en medio del mar para llegar a Lanzarote, con algo de comida, aunque reconoce que solo tenía ganas de vomitar. Cuando cumplió 18 años le llevaron al CIE en las Palmas. Allí ha estado durante todo este tiempo haciendo los trámites necesarios para conseguir los papeles y poder trabajar en la hostelería.

La historia de Jalid, al igual que la de otros muchos inmigrantes, es un proyecto de vida y de esperanza que intentan llevar a cabo cuando pisan España. Según Interior, en lo que llevamos de año y hasta el 30 de septiembre, más de 12500 personas han llegado por vía marítima hasta Canarias. La mayoría de ellos, se lanzan a la aventura porque en muchos casos no saben si llegarán. Es poco habitual la presencia de mujeres. Las mafias les engañan y cada vez son más los cayucos que se encuentran a la deriva, llenos de cadáveres, porque les lanzan sin combustible suficiente y sin provisiones.

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