Ángel Expósito: "Bildu apoyará el plan energético a cambio de otro paquete de asesinos premiados por Marlaska"

El Gobierno negocia con sus socios el decreto energético que se planteará en el Congreso el próximo jueves. El titular, a dos días de la cita en el Parlamento, es que el decreto se aprobará con la única duda de cuánto dinero nos va a costar al resto de España.

Por cierto, la cita va a pillar a Pedro Sánchez en Ecuador. Tiempo habrá de comentar este nuevo viaje del presidente.

El tema es que, todo indica. PP, Vox y Ciudadanos votarán NO al decreto con lo que el Gobierno no tiene más alternativa que echarse una vez más a los brazos de los independentistas catalanes, vascos y, por supuesto, Podemos o lo que quede de ese carajal entre Súper Yol divina de la muerte, Ione Belarra e Irene Montero, Alberto Garzón y los del Kichi.

Más allá de las cuestiones técnicas del decreto, de las propias contradicciones en el seno del Gobierno, de la improvisación y las mentiras más allá de la sandez de la corbatita y del uso y abuso del Falcon y del Superpuma más allá de todo el problema vuelven a ser los socios.

Por orden de aparición un Podemos en el Gobierno desguazado en mil y una franquicias. Nadie se fía de nadie se van a sacar los ojos antes de las elecciones autonómicas y como para fiarse de sus propuestas económicas o energéticas. ¡Virgen Santa! si el modelo lo diseña Garzón.

Luego está Esquerra Republicana que, como todo el mundo sabe, son los primeros interesados en que a España nos vaya bien. Y junto a estos los otros indepes catalanes que se han despedazado este verano entre insultos, provocaciones, inhabilitaciones y bañitos en la piscina de Pilar Rahola. ¡Qué espectáculo!

Y queda el PNV y Batasuna. Los herederos de Arzallus que ven venir el desastre de Sánchez y serán los primeros en traicionarle cuando les interese (como hicieron con Rajoy). Y los de Otegui a quienes les importa una higa el llan energético, el déficit o las pensiones, solo les preocupan los presos. Sus asesinos de ETA aún encarcelados. Y lo peor es que saben que lo están consiguiendo.