Expósito: "Desafección y hartazgo en esta campaña electoral"

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Esta inmensa campaña electoral va a provocar un efecto, creo yo, indudable: desafección. Más desafección hacia la política, hacia los políticos y hacia todo lo que ellos y ellas representan. Por hartazgo, por desidia y por peñazo.

1.- Esa desafección es muy contraproducente. porque se empieza por el alejamiento de la política y de los políticos y terminas por menospreciar y no considerar a las instituciones. Y este es el verdadero problema. No ellos y ellas, el verdadero problema es la des institucionalización, que no confiemos en las instituciones.

2.- Prueba de ello, o causa, la corrupción, que no sólo daña a sus protagonistas y al partido político que les sustentó. No daña a todos, y si no que alguien mida el perjuicio para la marca Palau, para la Junta de Andalucía para determinadas cajas de ahorro. Para el PP o para la Casa Real, y esta última que se la pregunten a Urdangarín.

3.- Otro ejemplo del nivelón, no hace falta esperar a los mítines o a la campaña electoral. Así en general. ¿Se han visto los políticos en determinados debates en el Parlamento? ¿Son conscientes del nivelón que sin ningún reparo muestran en público? Problema, que el rufianismo, por ejemplo, a determinada parroquia vende.

4.- Debe ser que hoy me he levantado un poco destroyer, pero no veo más que fallos. Por ejemplo, la lejanía, en general, respecto a lo que se denominan problemas reales. Da la sensación de que todo son frases hechas segundos y titulares para el Telediario y de la concertada, de la lista de espera, del yihadismo o de la verdad sobre tus impuestos ni mu, no vaya a ser que hablemos de cosas importantes.

5.-En este sentido me detengo un minuto en la relación entre periodistas y políticos. Te recuerdo que hoy me he levantado un poquito "arriquitraun". ¿No nos estaremos equivocando? ¿No será que nos hemos pasado en esa supuesta amistad? ¿No será que los periodistas nos hemos metido en el campo de los políticos y los políticos en el campo de los periodistas? Luego nos quejamos de cómo salimos valorados en las encuestas, como profesión normal.

6.- Seamos sinceros. En general y demasiadas veces, si no casi siempre, los periodistas nos dejamos llevar por la agenda que  marcan los partidos políticos. Y lo saben. Y no sólo las agendas. Hasta seguimos las declaraciones como si fueran dogmas, cuando en la mayoría de los casos son puro bla, bla, bla para cinco segundos de gloria.

7.- También tiene su aquel el capítulo programas electorales. tu, yo, el de más allá. ¿Alguien se ha leído un programa electoral? y no te digo ¿Conoces a alguien que haya comparado programas de distintos partidos?

8.- Ya, ya sé que esto de las campañas, el politiqueo y la declaratitis y las redes sociales no son sólo cosa nuestra, pero mal de muchos consuelo de tontos.

9.- Me pregunto si yo fuera responsable de gabinete de un político --no te digo de un presidente del gobierno-- ¿Esto vende? el libro de la resistencia, una sandez en una rueda de prensa, tal o cual foto ¿Todo esto vende? ¿Así con este nivel se consiguen votos?

10.- Una de las claves de todo lo anterior, y ahí también tenemos culpa. Es el cortoplacismo. Nadie piensa a largo, ni en las pensiones, ni en la sanidad o la demografía. Aquí hay elecciones siempre, de lo que sea, y nadie piensa más allá que en ganar las próximas en tal o cual autónomos, en este ayuntamiento y no te digo en las generales.

Y como nos gusta decir. Así está el patio. Un tanto descorazonador pero somos como somos. Con un tufo de guerra civilismo insoportable. Tipycal spanish. Así que ánimo, que sólo quedan tres meses de campaña y elecciones, eso sí, no bajemos la guardia porque luego vendrá lo peor. Los pactos y los post pactos.