Denis Mukwege y Nadia Murad han sido reconocidos con el premio Nobel de la Paz 2018. La Academia Noruega ha reconocido en su veredicto el esfuerzo ambos por “acabar con la violencia sexual como arma de guerra”. Él es un ginecólogo congoleño y ella fue esclava sexual del Daesh.
Al menos durante estos minutos me niego a hablar de otra cosa. La admiración por la labor del doctor Mukwege y de Nadia Murad es tal... Que qué menos... Que aplaudir.
Él... El nuevo premio Nobel de la Paz, ha pasado gran parte de su vida adulta ayudando a las víctimas de violencia sexual en la república democrática del Congo. El doctor Mukwege y su equipo han tratado a miles de víctimas de estas agresiones.
Mukwege ha condenado continuamente la impunidad por las violaciones masivas y ha criticado al gobierno congoleño y otros países por no hacer lo suficiente para detener el uso de la violencia sexual contra las mujeres como estrategia y arma de guerra. El principio básico de Denis Mukwege es que “la justicia es un asunto de todos”.
Nadia Murad, por su parte, es testigo de los abusos que se han cometido contra ella y otras mujeres. Destaca por su valentía al ser capaz de relatar sus propios sufrimientos y hablar en nombre de otras víctimas.
Es una de las aproximadamente 3.000 niñas y mujeres yazidíes que fueron víctimas de violaciones y otros abusos por parte del ejército de Daesh. Los abusos fueron sistemáticos y parte de una estrategia militar y se utilizaron como un arma en la lucha contra los yazidíes y otras minorías religiosas.
Tras escapar de Daesh, Murad optó por hablar abiertamente sobre lo que había sufrido. En 2016, con solo 23 años, fue nombrada la primera embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas para la dignidad de los supervivientes de la trata de personas.
Gracias a estos dos superhéroes... Me he acordado de dos personas. De Asetu, directora del centro de la mujer en Koulikoro... Víctima de la ablación del clítoris en su Malí. Jamás olvidaré su testimonio y su dignidad.
Y me acuerdo de la mirada perdida de María. En un patio de hospital de Mosul. La cara desencantada, la boca entreabierta. Su madre hablaba por ella...
Allí estábamos Enrique, Mohamed, Rubén, Mata y yo. A María... Esa madrugada, en el centro de Mosul, una piara de yihadistas la habían violado repetidamente... Hasta que la chica entró en shock.
El denominador común del drama de la inmigración, de la trata de personas y de las guerras... El denominador común es que ellas son las que más pierden. Siempre. Pero paradójicamente... Son también la solución.
El por entonces embajador de España en Bagdad, José María Ferré, me lo dijo tajantemente... Rodeados de Boinas Verdes e infantes de marina españoles... En un bunker:
"El futuro... La salida de esta zona del mundo pasa por el futuro de la mujer en Oriente Medio. O como me dijo la hermana Janette en Malí..."Tú tranquilo, Ángel, habla con ellas... No tienen ningún miedo".
El premio Nobel de la Paz ha recaído... Con más que merecimiento, en el congoleño Denis Mukwege y la iraquí Nadia Muradpara... Pero en verdad, se lo han concedido a las mujeres que sufren la aberración de la violencia sexual en cualquier lugar del mundo.