En los últimos días hemos vuelto a hablar de asuntos exteriores... Asuntos directamente relacionados con España... Y no me refiero a las embajadas catalanas por el mundo... No... Me refiero a cosas importantes. Que si China, la Unión Europea, Gibraltar, Italia, los migrantes centroamericanos... Cuba, Arabia Saudí...
Sinceramente, visto el nivelón de la política española... Esta apertura de miras... Bienvenida sea. Con la que está cayendo en el mundo... Los asuntos patrios me resultan... Lo siento... Hasta catetos. Así que... De entrada me alegro de huir del politiqueo patrio. Aunque sea un ratillo.
Lo que ocurre es que me da a mi que somos muy cínicos cuando asomamos la nariz por ahí afuera. Digamos que aplicamos las mismas luces cortas que aquí... Cuando valoramos a este o a aquel mandatario. Aplicamos nuestros complejos partidarios para justificar o criticar... Siempre en función de nuestra ideología o, lo que es peor, de nuestros prejuicios.
Por ejemplo. Hoy llega a Madrid uno de los tipos más poderosos del mundo, si no el que más. Xi jinping. Presidente de China y todopoderoso también líder del partido comunista de China. Visita de primer nivel... No... Más arriba todavía. Desde el punto de vista político, económico, diplomático...
Pero... Insisto... Partiendo de la base de que la visita me parece muy importante... ¿Qué te apuestas a que nadie va a decir nada sobre el respeto a los derechos humanos en China? ¿Y sobre las ejecuciones tras las infinitas condenas a la pena capital? ¿Aquello no es capitalismo salvaje... El más salvaje... Eso sí, ¿Para lo que les interesa? ¿Y de la persecución a los cristianos, por ejemplo, ¿qué?
Haremos negocios, se nos harán los ojos chiribitas, rendiremos pleitesía... Como hay que hacer, supongo, pero reconozcámoslo, con grandes dosis de real polítik y de real economic.
¿Alguien ha reparado en cómo las multinacionales chinas se están expandiendo en África o en América latina? ¿A que no?
Fíjate si somos cínicos... Que, insisto, lógicamente nos callamos con Xi Jinping, y a la vez nos llevamos las manos a la cabeza por una foto del rey emérito Juan Carlos con el príncipe saudí Bin Salman.
Resulta que don Juan Carlos se ha fotografiado este domingo con el príncipe heredero de Arabía Saudí, Mohamed Bin Salmán, en el palco de autoridades del circuito de Yas Marina, donde ambos han asistido al gran premio de Abu Dabi de Fórmula 1.
Inmediatamente saltó la chispa... ¿Cómo es posible que el rey emérito se hace una foto con este hombre... Con la que se ha liado por el asesinato salvaje del periodista saudí Khashoggi?
Y ya la tenemos liada. Eso sí... Del concejal opositor venezolano Fernando Albán, que oficialmente se habría “suicidado” en extrañas circunstancias mientras estaba detenido en una de las torres conocida como “la tumba” de la policía sebin (servicio bolivariano de inteligencia nacional) en caracas... De este hombre... Nada. Resulta que lo tiraron por la ventana... Y ni mu. Como dice Errejón... Allí comen tres veces al día.
Pero es que hace dos semanas, en el centro de Teherán, un tal Vahid Mazlumin, el "sultán de las monedas de oro" fue ejecutado por "difundir la corrupción en el mundo". En mitad de la una plaza pública... Ahorcaron a este hombre y a otros dos. Motivo... Corrupción... Especulación con oro. ¿Tú has oído algo? ¿Alguna denuncia internacional? ¿Alguna protesta diplomática?... Tranquilo que no.
Aquí ponemos a caldo al rey juan carlos por una foto con el príncipe saudí; recibimos como si fuera Gandhi a Xi Jinping... Y a la vez... Nos callamos ante a un tío al que el régimen venezolano tira por una ventana... Y nos parece normal que un líder político cobre de Irán... A la vez que allí, se ahorca en la plaza pública como en un espectáculo... Y ni mu.
Lo dicho... Será la real polítik o mejor dicho... La real economik... Que no digo yo que no... Pero no seamos cínicos o al menos... Seamos cínicos pero no tanto.