Expósito: "Los Presupuestos los apoyan Bildu, Esquerra y Podemos. ¿Qué puede salir mal?"
- 3 MIN
La noticia del día nos empuja a la metáfora esa del dedo que señala a la luna. Y nos fijamos en el dedo y no en la Luna. El sonido del día es María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, anunciando la rebaja del IVA de las mascarillas.
El tema es que esta misma señora, la misma ministra de Hacienda, dijo esto hace pocas semanas...
¿Cómo es posible que hace unos días no supiera ni cómo hacerlo y ahora lo anuncien como si hubiera descubierto América?
¿Qué es peor: que no supiera, que no quisiera o que directamente nos estuvieran mintiendo... para variar?
Seamos sinceros. Los Presupuestos Generales del Estado son imposibles. No se sostienen ni por los ingresos, ni por los gastos, ni por el cuadro macro ni en el micro de las mascarillas.
Allá quien se lo quiera creer. Como al parecer va a ocurrir con Ciudadanos. Menudo jardín sin flores en el que se ha metido Inés Arrimadas. Ella solita.
¿No hay nadie en Ciudadanos que le advierta a la líder del partido que va a ser la siguiente en la interminable lista de engaños de Pedro Sánchez?
Cuando Inés Arrimadas exige que se elimine de la ley de Educación la sandez de que el español deje de ser lengua vehicular, me pregunto: ¿quiere decir eso que, al margen del idioma, Ciudadanos se cree los Presupuestos?
¿En serio?
Por no hablar de los socios. ¿Qué quieres que te diga? Si a mí, humildemente, me apoyaran Rufián y los de Batasuna, si me aplaudieran Echenique, Monedero y Errejón... Yo me preocuparía.
Pues bien, eso está pasando con los presupuestos. Al proyecto presentado por Maria Jesús Montero lo apoyan Bildu, Esquerra y, por supuesto Podemos. ¿Qué puede salir mal?
No sé. Los presupuestos, las quiebras, las vacunas... Todo gira en torno a la pandemia, lógicamente. Y al respecto, déjame que termine con un texto que me reenvía mi amigo Juan. Lo firma un maestro de escuela, un profesor. Y la verdad es que se agradece en medio de tantas malas noticias. Escucha por favor. Dice así...
Dicho por un maestro, emociona:
Abrimos el portón antes de las 9 y ya están allí. Todos con carita de sueño, ilusión y con su mascarilla puesta. Cada vez las traen más chulas y así se lo celebramos.
Se ponen en fila mientras les tomamos la temperatura, algunos se ponen bizcos mirando la pistola en su frente y nos sonreímos con ellos llenos de ternura; otros vienen desde la puerta sujetándose el flequillo para que sea posible la medición.
El profe continúa...
Después, pasan a otra fila donde guardan la distancia y les echamos gel hidroalcohólico. Ahí dan comienzo 5 horas de bozal ininterrumpidas. ¡Y no se quejan! No se las quitan jamás, algunos me vienen: "Fernando, me duele en las orejas". Los miro y efectivamente las tienen aprisionadas y aplastadas. Les enseño las mías, rojas y camino de ser de soplillo, y nos reímos. Y a otra cosa, mariposa.
Algunos las llevan tan pequeñas que se les sale la nariz. Sin mirarlos, digo: "Tapa, tapa", y compruebo cómo el pequeño/a se sube la mascarilla.
Sólo se la quitan 10 minutos en toda la jornada para desayunar.
Los ves correr, sudar, caer y levantarse, y ninguno se quita la mascarilla. Están resfriados y siguen con ella a pesar de la congestión nasal. Se lavan y se desinfectan las manos innumerables veces. Por fin, a las dos, vuelven a la última fila, donde reciben la última dosis de gel.
Y concluye el maestro: "Ni una queja, ni una transgresión de la norma. No son santos, no regalan nada, nuestro trabajo nos está costando. Pero están dando un ejemplo que al menos, por ellos y por sus abuelos, debería de servirte a ti, gilipuertas, para que te pusieras bien la mascarilla y no sosteniendo las paperas".
Firma Fernando, un profesor. No me digas que no es precioso en medio de, en efecto, tanto gili... puertas.