"Esto es un goteo incesante de basura y cunde la sensación de que no pasa nada, la sensación de que Su Sanchidad es imperturbable"

El director de 'La Linterna' analiza las claves de la actualidad política del día, y explica por qué, nada de lo que rodee al gobierno de Sánchez, parece perturbar a su presidente 

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Me pregunto qué pensará la gente de Valencia en puertas de la Navidad cuando oiga, lea o vea las noticias. Estoy seguro de que confirmarán algo fundamental, el alejamiento cada vez más insalvable entre la política y la vida real, entre la basura de la corrupción y la ruina tras la dana. 

Distancia inmensa entre el pánico de aquel 29 de octubre y la mamandurria de tanto politicucho y sus alrededores. Ahora vuelvo con Valencia. Antes, un breve resumen de titulares obtenidos del vertedero en que se concentra la actualidad española.

Uno. José Luis Ábalos denuncia a la Guardia Civil ante la Fiscalía por interceptar correspondencia privada a un aforado. Con un par. Ábalos ha presentado un escrito contra el dispositivo organizado por el GAR y la UCO de la Guardia Civil para requisar al hermano de Koldo un sobre con documentos sobre ciertos contratos. ¡Uy! Ábalos se ha enfadado. Es el puñetero mundo al revés.

El investigado denuncia a los investigadores. Ábalos, otro fino jurista, denunciando a la Policía Judicial, en este caso, del Tribunal Supremo. Todo sea por estos contratos y por aquellos archivos personalísimos que contendrán.

Dos. Reyes Maroto, exministra de Industria, Comercio o algo así, admite mensajes con Aldama en su etapa de ministra. Claro, los admite después de haberse publicado. ¿Cuál es el problema? Que hace dos días retó a Aldama a que presentara las pruebas. Bueno, pues toma pruebas, los mensajes.

Tres. Leo a Ketty Garat en The Objective. La UCO confirma que la empresaria Carmen Pano desempeñaba una función crucial como intermediaria entre Aldama y su socio Claudio Rivas, el empresario vinculado al sector de los hidrocarburos. Al parecer podría ejercer algo así como mula o tortista de dinero. Cuidado, ¿eh?

      
             
      

Cuatro. En Vozpópuli, Begoña Gómez intenta borrar el rastro de la empresa que usó para hacer negocio con el nombre de la Universidad Complutense. No corrige las cuentas defectuosas de su empresa, así que está abocada al cierre. Mira, seamos sinceros. Esto es un goteo incesante de basura y cunde la sensación de que no pasa nada, la sensación de que Su Sanchidad es imperturbable. No se le mueve ni una mota del maquillaje.

Y yo vuelvo con mi pedrada, que es ¿qué pensarán los valencianos de todo esto? Supongo que entre la vergüenza y la incredulidad se les siguen saltando las lágrimas. Inolvidables los relatos de los afectados. Aquellas horas de pánico, el desastre. Claro, en cuanto rascas un poquito, a todos se les escapan esas lágrimas.

Hoy ha estado allí en Catarroja el Herrera. Y ha entrevistado aquí en COPE al Teniente General Gan Pampols. Todo por la retribución, ojalá.

      
             
      

Entre el barro seco, el polvo, el olor húmedo, ya perpetuo, la ruina total, la quiebra de miles y miles de autónomos. Porque el futuro va a ser durísimo, hasta imposible para miles y miles de pequeños comerciantes.

En fin, no exagero un pelo. Nosotros hemos visto en África la guerra y esas miles de hectáreas arrasadas que he visto en Valencia se parecen mucho a lo que he visto en la guerra. También hemos estado en Siria, en Afganistán, en Irak y las plantas bajas de todo el centro de Paiporta, Masanasa o Catarroja están igual que Alepo, Kabul o Mosul, solo que en las plantas bajas y los garajes. No tenemos derecho a olvidarnos de esa gente de Valencia y no nos vamos a olvidar.