"El problema es que se creen absolutamente impunes, intocables, hagan lo que hagan"
Expósito repasa en La Linterna todas las polémicas que han afectado a Moncloa en los últimos meses, insistiendo en la rebaja de las condenas a etarras
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El problema, me lo dijo el otro día alguien que no tiene nada que ver con el oficio, es que se creen absolutamente impunes, intocables. Él se cree todopoderoso, inmaculado por lo bueno que está. El resto, unos privilegiados por estar a la sombra del líder supremo. Todos, hagan lo que hagan, se creen casi divinos.
Da igual que la mujer se invente un curso del chichinabo y que le den una cátedra por la cara, da lo mismo. O que su persona reciba en el palacio de la Moncloa a los financiadores del curso de la mujer y que estos reciban después subvenciones públicas. Da igual que al hermano artista le coloque el partido en un chiringuito de la Diputación de Badajoz para no dar un palo al agua, para cobrar de la teta pública y, eso sí, domiciliar en Portugal para pagar menos impuestos.
Da igual negociar en Suiza con Puigdemont, como se rebajan para pactar aquel viajecito a Barcelona de agosto, que suelte un mitin patético y que se vuelva a pirar a Waterloo. Da igual el cupo catalán con Esquerra Republicana mientras sus súbditos asienten, aplauden, lo votan y se rinden. Por cierto, qué papelón el de los socialistas del resto de España, que salvo algunas excepciones, se bajan la dignidad hasta los tobillos.
Da igual la impunidad con la que se creía el Tito Berni, o las impunidades del tal Koldo, Ábalos, de la mano de los Aldama, Delcy Rodríguez, los viajes, los amigos, las amigas, los karaokes, las constructoras, las mascarillas... La filosofía es la misma siempre. Soy intocable, soy progresista y reformista y luego te ponen lo de feminista. Da igual porque se creen intocables, los golfos de la FAFFE y los chorizos de los ERE. Total, al final siempre aparecerá por ahí el Conde Pumpido de turno, ministro sin cartera y a ratos presidente del Tribunal Constitucional, para premiar a quien corresponda, absolver y rebajar sea cual sea la golfada.
Da igual que se entren en el Consejo de Ministros a Pablo Iglesias, Irene Montero, Ione Belarra, Yolanda Díaz... Da igual Batasuna, Bildu o como disimulen que se llaman los herederos de ETA. Y pienso en Conchita Martínez, en Marimar Blanco, en la familia Portero, en los Jiménez-Cerril... Así, así hasta casi mil.
Pocos eslóganes van a tener tanta razón como el 'Que te vote Txapote'. ¿Te acuerdas? Bueno, pues en estas que el ministro Grande-Marlaska ha reaparecido en Vitoria, en la conferencia de Naciones Unidas sobre víctimas del terrorismo y con sus santos escrúpulos ha hablado de memoria, dignidad y justicia. No tiene límite. O sea, el cinismo es increíble. Se creen superiores. Oye, a lo mejor lo son, ¿eh? Porque ni siquiera la oposición se ha dado cuenta de que nos están clavando otra en el Consejo de Ministros.
Marlaska, qué papelón, han lanzado otro escupitajo sobre la dignidad de las víctimas del terrorismo. Y lo saben, aunque mientan.