"Va a ser verdad aquello del que te vote Txapote, ¿te acuerdas? Fijo que le votó"
Ángel Expósito reacciona al acuerdo alcanzado entre Bildu y el Gobierno para reformar la Ley de Seguridad Ciudadana
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Un buen amigo, de los que visten uniforme, de esos a los que no les cabe el corazón en el pecho, me ha dicho esta mañana, entre sorprendido y asqueado “no es que nos hayamos vuelto locos, no, es un autogolpe de Estado”. Lo mismo negocia en Suiza los presupuestos del Estado con un prófugo de la justicia que hace ministra de Trabajo a una pija progre del PCE. Igual haces vicepresidente a un chavista pro-iraní que sueltas etarras a la calle sin arrepentimiento alguno.
Lo mismo te haces el tonto ante una narcodictadura como la de Venezuela, que tus socios pro-Putin le ríen las sandeces a López Obrador en México. La última: El Gobierno y Bildu alcanzan un acuerdo para reformar y ablandar la Ley de Seguridad Ciudadana. Te lo juro. Seguridad Ciudadana pactada con los herederos de ETA. Toma ya, progresistas y reformistas. Va a ser verdad aquello del que te vote Txapote, ¿te acuerdas? Fijo que le votó. Bueno, a Sánchez o a Otegi, porque hemos visto que da lo mismo.
El pacto ha sido comunicado por Bildu, Batasuna o como se llamen, y ha sido explicado por la portavoz parlamentaria de la formación, la tal Mertxe Aizpurua, y por el diputado Jon Iñarritu. Encima lo venden ellos, y Marlaska humillado si es que le queda algo por humillarse más aún. El cambio y la rebaja de esta ley era una de las exigencias que los socios de Sánchez pusieron sobre la mesa para apoyar el plan de control de los medios de comunicación que quiere implantar la Moncloa.
Tú me sueltas etarras, tú me rebajas el papel de la policía y la guardia civil, y yo te apoyo en los Presupuestos y en el control de los medios. Y aquí me han tocado los corazones y los principios. Por una parte estoy deseando que me llame Bolaños, Santos Cerdán u Óscar López para decirme “oye, te estás pasando”. Pero, te doy mi palabra, me pone muchísimo más que quien considere que me paso sea Arnaldo Otegi, Mertxe Aizpurua o cualquiera de sus hienas.
El gobierno, dejémonos de zarandajas, ha pactado el nuevo papel del CNI con un golpista. Ha pactado tus impuestos y los míos con una panda de retrógrados comunistoides que se sientan en el Consejo de Ministros. Al Gobierno le han redactado la ley de amnistía unos lunáticos supremacistas. ¿Y la última perla? Sánchez se rebaja hasta la vergüenza y pacta con los herederos de ETA, cuando no con auténticos etarras. la seguridad ciudadana.
Lo próximo, oye, que Otegi se matricule en el Máster de Begoña, que Puigdemont acuda a un concierto del Brother Artista en Portugal y que Ábalos sea nombrado ministro de Igualdad, por ejemplo. Ah, y Mertxe Aizpurua, portavoz del Gobierno. No es por dar ideas, pero cosas veredes.
Por lo demás, hace un año a estas horas, las bestias de Hamás estarían ultimando los planes para asaltar los kibutz israelíes, las bases desguarnecidas, aquel festival. Poco se ha hablado del desastre inenarrable de la seguridad israelí por entonces. Casi un año después, Israel ha entrado a pie en el Líbano, bombardea Beirut, ha destruido la Franja de Gaza, eleva la tensión en Cisjordania, ha llegado a una situación nunca vista contra los descerebrados Ayatolás en Irán y, algo más al sur, ataca a los hutíes de Yemen.
Hace casi un año cambió Oriente Medio y, por lo tanto, esa parte del mundo tan cercana a nosotros. Mira, sinceramente, nadie tiene ni idea de por dónde va a evolucionar esta guerra con mil frentes, facciones, religiones, líderes, terroristas, espías, petróleo... El resumen: El mundo espera la respuesta de Israel contra los Ayatolás. Prosigue el cuerpo a cuerpo en el sur del Líbano y, en Gaza, 65 rehenes de los que no se sabe nada y 41 muertos.