Ángel Expósito, desde Bogotá: "El dolor de esta gente te encoge el alma"

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Hemos encendido la Linterna en Bogotá. Y la casualidad ha querido que estemos aquí casi coincidiendo con el 12 de octubre Día de la Hispanidad. Estamos en la capital de la gran Colombia. Convertida desde hace nos años en una de las capitales claves del mundo por la acogida de cientos de miles de inmigrantes venezolanos. Ahora te cuento.

Estamos en la sede de Bancamía. Un banco socio local de la Fundación microfinanzas BBVA desde donde se lidera una revolución (proyecto a proyecto y casi siempre mujer a mujer) a base de microcréditos. Es impresionante ver cómo mujeres indígenas, inmigrantes venezolanos o una madre colombiana que recogía basura en la calle, cómo se reconvierten en empresarios de éxito y de futuro.

Valeria es una chica de 22 años, indígena de la etnia uitoto en la Amazonía. Mientras nos cocina unos pilarocús (pescado típico del río Caquetá) se muestra orgullosa de su historia, del futuro en el restaurante que ha emprendido su madre.

Desde la Fundación han puesto en marcha el proyecto Empropaz. Se seleccionan los proyectos, se forma a las emprendedoras, se les presta el microcrédito y se les acompaña psicológica y educativamente. Jonathan es el asesor de este invento en Florencia, estamos casi en la frontera de Ecuador. Una zona donde por cierto, aún se siente la presencia de la guerrilla.

Y es que en Colombia se respiran un montón de sensaciones. Vives y hueles la esperanza en el futuro como las aventuras de emprendimiento que te acabo de contar, te explican la coexistencia de tres modelos de guerra: La guerrilla casi tradicional, el narcotráfico más atroz y la delincuencia más cruel, pero es que a la vez, entre la esperanza y la guerra, sientes como en ningún lugar del mundo el drama de la inmigración.

Mira, he visto huir a migrantes por el Atlántico, desde el aire frente a Libia. He visto escapar de la guerra de Afganistán, de Irak y Siria. He visto huir del terror yihadista en Camerún, Malí y el Chad y te juro, te doy mi palabra, nunca he sentido nada igual que con la emigración venezolana.

Seis millones de personas han huido del régimen chavista en los últimos años. El mayor éxodo de la historia en el menor periodo de tiempo, solo comparado con la guerra total en Siria. Solo en Colombia se refugian más de dos millones de venezolanos. Para qué te hagas una idea de la magnitud de la tragedia, la crisis de los refugiados en Europa, cuando en 2015 casi revienta la Unión Europea fueron un millón de personas.

En el barrio de San Ber, uno de los barrios más peligrosos y degradados que veré en mi vida he conocido a Diurca, una maestra venezolana que, entre lágrimas, me cuenta cómo el régimen destruye lo más importante: La familia

El dolor de esta gente expresado en un español perfecto, con una sintaxis mil veces mejor que tu y que yo te encoje el alma. Y viéndolo todo como español, pensando en la Hispanidad con mayúsculas, más. Porque estos días, los boinas verdes de La Linterna, Rubén, Nekane, Mata con los cables, Alberto Escalante y yo nos emocionado más que otras veces.

Lo dicho: Mañana es el Día de la Hispanidad. 12 de octubre. Y nos pilla en Colombia. En medio de un mar de sensaciones. Entre orgullosos, alucinando con un puntito de miedo, con otras prioridades y tras haber confirmado que los milagros existen a base de microcréditos.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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