Ángel Expósito: "Ojalá el acuerdo de fondo entre Sánchez y Feijóo sea la separación de poderes de verdad"

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Titular del día: Sánchez y Feijóo acuerdan que dentro de poco acordarán no se sabe qué sobre el Poder Judicial.

Pocos domingos por la tarde traen consigo tantas noticias. Lo de ayer fue de locos. Nuevo Gobierno catalán, dimisión de Carlos Lesmes como presidente de los jueces, anuncio de reunión entre Sánchez y Feijóo (manda narices que esto sea noticia) y los bombazos de Putin contra Kiev y otras ciudades ucranianas.

Solo en Kiev se ha informado de ocho muertos y veintitantos heridos. Más de 80 misiles por todo el país. Dice Ucrania que la mitad fueron interceptados. A saber.

Ya no es que esté loco el psicópata este, ya no es que sea un lunático enfermo de imperialismo, ahora ya actúa como un terrorista. A bombazos contra una calle con civiles. Porque si. ¿Para qué? Para sembrar el terror. Sólo así se entiende su reacción tras la voladura del puente de Crimea y tras el desastre y el ridículo del propio Ejército ruso.

Habrá que cambiar el dicho. En vez de decir "tienes mas peligro que un mono con una caja de bombas" tendremos que decir "un Putin con una caja de bombas...Nucleares".

De vuelta a casa. A las consecuencias de la guerra, la crisis energética, a la inflación desbocada, las previsiones económicas, a la insoportable campaña electoral permanente se le une la explosión del poder judicial. No lo olvidemos, uno de los poderes del Estado.

Porque esa es la clave. Carlos Lesmes ha dimitido harto ya de estar harto. Pero el problema de fondo no es él. O quien venga. El tema es la separación de poderes. El interés de la política por controlar hasta la náusea a los jueces.

Hay acuerdo entre Sánchez y Feijóo para que haya acuerdo. Se supone que un acuerdo siempre es bueno pero mi duda es: ¿Había que llegar hasta aquí? Si Lesmes no dimite ayer, ¿seguiríamos igual?

¡Ojalá el acuerdo de fondo sea la separación de poderes de verdad! Porque ese es el quid de la cuestión.

Empecemos por el principio: Las sociedades democráticas se instauran en tres pilares, en teoría, diferenciados: El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. O lo que es lo mismo: El Gobierno, el Parlamento y la Justicia.

Problema. Que el Gobierno y la mayoría parlamentaria van de la mano absolutamente sin separación alguna. Y si la hubiera, aplicamos el decreto ley y santas pascuas. En gran medida, el desprestigio del parlamentarismo es, precisamente, su dependencia total del Gobierno de turno. Y de sus socios. El colmo de los colmos, esta Legislatura.

Y queda el tercer poder. La Justicia. Donde todos han querido meter mano en mayor o menor medida. Pero nunca tanto como hasta hoy. El ejemplo más patético y vergonzoso, el nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado. Del consejo de ministros a la Fiscalía General. Con todo el descaro.

A partir de ahí se descubre todo: La desinstitucionalización del Estado. Desde RTVE al CIS, desde la Fiscalía a Indra, con la vista puesta en ocupar para controlar el Tribunal Constitucional. ¿Para qué? Para lo que venga. Evidentemente, para lo que venga en clave territorial. Para lo que venga con los socios.

¿Cuál es el tema? Pues que por la fuerza de los hechos, poco a poco, gota a gota y frase a frase se han cargado el Estado de Derecho. Aquello de que la Justicia es un cachondeo, que dijo Pedro Pacheco, se ha transformado en un mamoneo de etiquetas, de carnets y de sospechas. Con lo que ello supone. Esa es la línea roja que marcó la Unión Europea.

Quiero pensar, y estoy seguro de que la inmensa mayoría de los jueces y fiscales son eso, jueces y fiscales. Como la inmensa mayoría de periodistas son periodistas, policías y guardias civiles, militares. El problema es esa cúpula manipulada y etiquetada.

Sánchez quiere controlar cuanto antes el Tribunal Constitucional para sus cosas. El PP no modificó el sistema de elección cuando pudo. La Unión Europea grita para que los jueces elijan a los jueces, pero ni caso. Y entre medias, el Gobierno ha hecho todas las trampas posibles para tener bajo control el futuro próximo. Solo Sánchez (y los socios) sabrán el auténtico porqué.

¡Ah! Y mi posdata. Sobre la reunión de Sánchez y Feijóo. Ha tenido que dimitir Lesmes para que se vean urgentemente. 167 días sin hablar directamente. Sin un cara a cara entre el presidente del Gobierno y el jefe de la Oposición.

Al parecer, ni la guerra, ni la crisis energética, ni la inflación disparada e insoportable. Absolutamente nada ha sido tan importante como para que se reunieran. Hasta hoy, para acordar que en la siguiente habrá acuerdo.

Conclusión: ¡¡¡ Me aburro !!!

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