Expósito: "Seamos sensatos y responsables, porque como dependamos de estos y de estas vamos apañados"

Dos temas continúan acaparando la actualidad de este jueves. Las cosas de un Pablo Iglesias obnuvilado por el poder y por sí mismo y el varapalo de la Justicia al Gobierno por las medidas restrictivas en Madrid.

Un mal día para el Gobierno, se mire como se mire, pero ¿sabes qué? Que les da igual. Porque su batalla y su "revolusssión" no es de este mundo. Va mucho más allá. Menudos son Su Persona y el propio Pablo. Por favor.

Ni un Tribunal Superior, ni un juez de la Audiencia Nacional, ni el Tribunal Supremo... Todo es inconcebible para este Gobierno endiosado en su propia imagen.

Empezando por lo importante. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid le ha dicho al Gobierno de España que se ha pasado tres pueblos con las medidas restrictivas en Madrid, porque coarta libertades y derechos fundamentales. Además, le viene a decir que falta una ley de verdad sobre la pandemia.

Dicho de otro modo: ¿Cómo es posible que ocho meses después del decreto de alarma aún sigamos sin una ley adecuada para legislar este desastre? Además de a su imagen, su propaganda y sus sectas, ¿a qué se ha dedicado este Gobierno, aparte de a poner parches?¿No hay un solo asesor capaz de decirle a Iván Redondo que están haciendo el ridículo y que toooodo esto es tan incomprensible como insoportable?

Desde el punto de vista jurídico, lo mejor sería acatar y respetar. Y punto.

Desde la perspectiva política, es un varapalo en toda regla. ¿Para eso sirven mil asesores del Gobierno de España? ¿Para pifiarla con esta chapuza político-jurídica? A ver qué se inventan ahora para echar la culpa a la derechona judicial, a la caverna mediática y, por supuesto, a Isabel Díaz Ayuso.

Lo que son las cosas. Al final, tanto ministro, tanto asesor, tanta pompa y parafernalia hortera... y hete aquí que la razón legal la tiene la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Y queda el punto de vista sanitario, que es un descontrol absoluto. No hay comité científico, Fernando Simón tiene el crédito bajo cero y seguimos sin saber cuántos españoles han muerto por la pandemia.

¿Alguien se ha puesto en el lugar del ciudadano? ¿Tú entiendes algo? ¿Se puede hacer todo peor?

En concluyendo: seamos sensatos. Todo lo sensatos que no son estas Administraciones Públicas incomprensibles. La clave está en la RES PON SA BI LI DAD tuya y mía.

Seamos sensatos y responsables, porque como dependamos de estos y de estas vamos apañados.

Y nos queda la movida de Pablo Iglesias y sus ex. Dice el macho alfa que lo suyo es inconcebible. Poco más o menos que a él no le tose ni el Tribunal Supremo.

Como decíamos en la glorieta de Cuatro Caminos: pa' chulo yo y para pegarse mi padre.

Con lo fácil que hubiera sido decir eso de "Sólo quiero que se aclare todo", "Yo estoy a disposición de...", "Me considero inocente pero respeto el Estado de derecho"... Pues no. Pablo Iglesias, el Líder Supremo de sus súbditos y sus súbditas, es intocable. ¿A quién se le ocurre?

Y no sólo se considera un dios entre los suyos que, además, insiste en la patraña de las cloacas del Estado cuando ahora mismo, majete, en la cúpula del Estado estás tú. Porque el vicepresidente del Gobierno eres tú.

¿Y sabes qué es lo peor? Que Pedro Sánchez le respalda. O al menos eso dice. Porque lo peor de lo peor es que Pedro quiere acabar con Pablo. Y Pablo lo sabe. Ninguno de los dos se fia del otro. Y lo saben ambos.

Y entre medias de este juego de tronos y de egos infinitos, el Tribunal Supremo, el Rey y tu pequeña empresa, tu ERTE, tu futuro, tu centro de salud y tú.

¿Cómo es posible que un hombre como Pablo Iglesias se lo tenga tan sumamente creído? ¿Cómo es posible que los Echenique o Monedero y todas sus súbditas le adoren como a un... tótem?

¡AH!.. Y MI POSDATA: ¿Y quién devuelve a los hosteleros todo el dinero que han perdido este tiempo con un decreto ilegal? ¿Y a los taxistas? ¿Y a los comercios?

Sólo encuentro una palabra mejor para definir este descontrol, este caos o el desastre. Y esa palabra es que esto es "un descojone".