Bombero de Alicante: “No es posible entrar en una acequia y salir con vida”
Manu formó parte del dispositivo que trató de encontrar al ciudadano holandés que murió debido a las inundaciones
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Este bombero de Dolores, en la Vega Baja, estaba de libranza cuando empezó el temporal, porque estaban de fiestas. Se llama Manu y explica que había un aviso meteorológico pero que no se esperaban un temporal de estas dimensiones. Al caer tal cantidad de agua en tan poco tiempo, se desbordaron los canales de regadío. Cuenta que, al principio, se podía drenar pero, cuando se rompió el riego, ya era imposible desviar el agua.
En esa zona desapareció el ciudadano holandés, que finalmente fue encontrado muerto días después. Manu fue uno de los bomberos que recibieron el aviso cuando cayó en una acequia. En menos de cinco minutos llegaron al lugar, pero lamenta que no pudieron hacer nada. El hombre se había caído justo en el cierre de la acequia y había sido succionado hacia su interior.
Bajo ningún concepto se podían echar a la acequia, porque “no es posible entrar ahí y salir con vida”, según explica este bombero. Abrieron portillos para ver si lograban encontrarlo pero desgraciadamente fue infructuoso.
Ante la atenta mirada de Ángel Expósito, desplazado a la zona donde este jueves realiza una edición especial de ‘La Linterna’ de COPE sobre el terreno, Manu también asegura que el primer día de las inundaciones se produjo una sucesión de robos aprovechando la coyuntura. No obstante, un vecino, al presenciar los movimientos sospechosos de unos jóvenes, avisó a la Guardia Civil y los detuvieron in fraganti, cuando salían nadando de una casa.
Precisamente debido a estos saqueos, aumentó el miedo de la gente y hubo quien se negó a abandonar sus casas a pesar de que el nivel del agua era cada vez mayor. Por esta razón, una de las funciones de los bomberos fue también el avituallamiento. Llevaban comida, bebida, butano y otros enseres a personas que no querían abandonar sus domicilios.
En su caso particular, Manu y su mujer decidieron trasladarse al domicilio de sus padres con su hija, ya que viven en un edificio que cuenta con una planta superior donde refugiarse a una mayor altura.
Él, pese a su experiencia como bombero, confiesa que nunca había visto algo así: “No se puede describir; la noche empalma con el día”. Y añade: “Llega un momento en el que pierdes hasta el miedo; estás más centrado en cómo ayudar y en la gente, que en ti mismo”.