Daniel, guardia civil, confiesa las consecuencias que sufrió tras el ataque de un narco: “Caí en un pozo”

Expósito analiza cómo son las secuelas que deja en los agentes los enfrentamientos y cómo ha cambiado la situación en los últimos 30 años en Cádiz

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Daniel, guardia civil, señala las secuelas que sufrió tras el ataque de un narco: "Caí en un pozo"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Se cumplen 7 días de los asesinatos de Miguel Ángel y David en el puerto de Barbate, que murieron intentando evitar que los narcos siguieran destrozando la vida de algún drogadicto. En aquella embestida otro guardia quedó muy malherido en uno de sus brazos. “La operación ha sido un éxito y está bien”, explica el director de La Linterna, Ángel Expósito. Ante el temor de que se desangrara dos compañeros le atendieron allí mismo: le contuvieron la hemorragia con un cabo y, después, ese torniquete fue cambiado por otro.

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Pero no es el único agente que ha sido herido intentando protegernos. Daniel Flores ha tenido suerte, fue agredido por los narcos en La Línea. Su coche fue embestido por otro vehículo que transportaba 500 kilos de hachís y dejó el coche como un papel arrugado y, la pierna de Daniel, destrozada. El agresor fue detenido a los pocos meses pero estuvo sólo 90 días en prisión y salió en libertad bajo fianza y el juicio se produjo a los 7 años.

“Ahora me están infiltrando en la pierna, pero de la cabeza sin dormir, dando mil vueltas a la cama y, ahora con lo que ha pasado, peor”, explica en La Linterna el agente que, apunta a Expósito, aunque “todo el mundo” le dice que ha tenido suerte, que está vivo y con su familia, pero “todo lo que me digan es para nada”.

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Las consecuencias del ataque para Daniel

Sobre la muerte de sus compañeros Miguel Ángel y David, Daniel se mantiene cauto y subraya que no sabe “lo que pasó allí ni cómo pudo ocurrir eso”, no tampoco “cómo los compañeros podían estar en una embarcación tan pequeña”. Eso sí, se acuerda de las familias de los agentes y cuenta cómo fue la situación concretamente para la suya tras el ataque.

La familia intentando animarte en lo que pueden y que yo no me hunda, porque te metes en un pozo del que no puedes salir”, confiesa Daniel, que recuerda cómo cayó en una profunda depresión. “Caí en una depresión que no le veía sentido a la vida. Y ellos aguantándome cómo estaba”, reconoce.

Sobre el ambiente en la costa gaditana con los narcos, el agente asegura que ha cambiado mucho”. “Yo llevo desde el 95 en esta comandancia y, al principio, cuando pillábamos un alijo huían como conejos. Ahora como te encuentres con el coche de frente apártate, porque te la juegas”, lamenta. “El coche pasa por encima tuya y... Reza”.

Las familias de los guardias civiles

Además, da la casualidad de que Daniel tiene un hijo agente de la Guardia Civil, que acaba de llegar destinado también a la costa de Cádiz. “Ya me ha dado algún susto”. “Yo le digo que no se enfrente porque esta gente no frena”, asegura.

Por último, ha querido dedicar unas palabras a la familia de David y Miguel Ángel, así como al agente herido en el ataque del pasado viernes. “Lo que he pasado yo y no es nada comparado con ellos, qué les puedo decir. Que sean fuertes, que tiren para adelante, y que están en nuestros corazones y en nuestras mentes”.

“Y al compañero que ha salido herido, que tiene todo nuestro apoyo, ánimo y que se sale”, concluye.

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