El estigma de los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki: problemas para encontrar trabajo e, incluso, pareja

El corresponsal Agustín Rivera recoge el calvario de los 'hibakusha' en su libro 'Hiroshima, testimonio de los últimos supervivientes'

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La estigmatización de los 'hibakhusa' a través del libro 'Hiroshima, testimonio de los últimos supervivientes'

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Dentro de unas semanas, se cumplirán 80 años del 14 de agosto de 1945. En esa fecha, el emperador japonés Hirohito anunció la rendición contra Estados Unidos, acabando con la Segunda Guerra Mundial. Unos días antes, las ciudades de Hiroshima y Nagasaki fueron arrasadas por las bombas atómicas, "cambiando el concepto de la guerra para siempre".

"Era el siglo XX, pero vivían en el siglo XXII"

'Hiroshima, testimonio de los últimos supervivientes' es un libro escrito por el periodista y corresponsal en Japón, Agustín Rivera, que relata un encuentro con aquellos que resistieron a aquel brutal hito. Le ha contado a Ángel Expósito que su interés por el país nipón "nace en 1992 cuando leí un libro que se llamaba 'Japón: más allá del vídeo y las geishas' y también tuve una relación personal con una chica japonesa que me marcó mucho".

La primera vez que estuvo en Japón fue en 1995 y el periodista lo identificaba con la película 'Blade Runner'. "Vi que era todavía el siglo XX, pero vivían en el siglo XXII. Es un planeta diferente. Ellos son muy especiales, tienen una capacidad de superación increíble. Tienen algo admirable, que es haber sufrido la mayor barbarie del s. XX y haberse recuperado".

La imagen actual de las ciudades son modernas, cosmopolitas, donde los jóvenes quieren olvidar lo que ocurrió. Sin embargo, hay otra corriente que lo quiere es "recuperar la voz y la memoria" de la tragedia. A estos últimos se les llama 'hibakusha', que significa irradiados y son los supervivientes de la bomba atómica.

El calvario de los supervivientes

"Ellos lo han sido cuando estaban en la última etapa de su vida, porque estaban estigmatizados". Explicaba Rivera que este grupo de personas ha tenido problemas para relacionarse con los demás, encontrar empleo o recibir ayudas. Solo los de primera generación las obtuvieron "de manera mínima".

Las cifras oficiales datan como fallecidas a unas 100 mil personas, "pero el siguiente año murieron otras 100 mil". Hay que incluir a aquellos abrasados por el calor, porque las ciudades eran un atómico infierno. "El impacto que tuvo en ellos fue tremendo". Aunque el libro incluye 20 testimonios, el periodista ha tenido la oportunidad de hablar con hasta 50 personas. Esas entrevistas en profundidad se centraban en "el antes y el después" de la explosión.

Ha aprovechado para remarcar la historia de dos de ellas. La primera, la de una mujer que no le dio agua a una niña que tenía 6 años. "Siempre lo ha sentido como un trauma, como un dolor en el corazón". Con 94 años, vive todavía y se ha pasado al activismo, reclamando que Estados Unidos se podría haber arrepentido. Otra de ellas vive actualmente en Málaga y fue la única superviviente de su clase. "Ella tiene un espíritu increíble y está encantada de que su historia se pueda conocer", añadía.

"La luz era hermosa, como un atardecer en la playa"

Los 'hibakusha' están marcados de manera social y psicológica, porque creen que se están olvidando de la ciudad de Nagasaki. "En Japón solo había un uno por ciento de población católica y el 90 por ciento estaban allí. Imagínate el impacto que tuvo. Echan en falta que se mire hacia ellos", desvelaba.

Los supervivientes recuerdan el momento de la explosión como contradictoria porque "la luz era hermosa, anaranjada, como un atardecer espectacular en una playa". Era la primera vez que experimentaban algo así. Sin embargo, Nagasaki no era el destino inicial de la segunda bomba. "Tenía que haber caído en Kokura, pero se salvó porque estaba nublado. Nagasaki igual, pero, cuando se iban a ir, se lanzó", desvelaba.

'Banzai', el grito de guerra de un pueblo

Tal y como apunta el periodista, la bomba atómica fue decisiva para Japón. Lo más llamativo es que "no tienen rencor. Ellos sienten vergüenza y humillación por haberla recibido". Igualmente, ha resaltado cómo mejoraron las relaciones internacionales entre Japón y Estados Unidos a partir de este momento, ya que los americanos pasaron de "acérrimos enemigos a íntimos aliados", colaborando en su reconstrucción. Resulta curioso ver estos sentimientos de un pueblo tan orgulloso como es el japonés. Sin embargo, Rivera ha resaltado que el respeto por el vencedor prima sobre todo.

"Tenía un sueño y lo cumplí"

Además de estas tragedias, el corresponsal no ha dejado pasar la oportunidad de hablar del "Hiroshima del siglo XXI, Fukushima". Ha narrado cómo los afectados malvivían en casas prefabricadas, reflexionando sobre el uso de las armas nucleares. "Japón ha sufrido muchísimo durante los siglos XX y XXI".

Rivera ha concluido reconociendo que la primera cobertura que tuvo en el país nipón, para el 50 aniversario de la bomba de Hiroshima, le cambió la vida por completo. "Tenía un sueño de ser corresponsal y lo cumplí".

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