Expósito: "¿Los diputados de las comunidades menos ricas van a dormir tranquilos votando lo que van a votar?"

El director de La Linterna analiza la primera jornada del debate de investidura desde los exteriores del Congreso de los Diputados

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Ángel Expósito

Publicado el - Actualizado

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Siempre me pasa lo mismo cuando me siento en este estudio habitual de COPE en el Congreso de los Diputados, a las puertas de la Sala Constitucional, junto los retratos de los siete padres de la Constitución. Por cierto, el discurso de investidura de Pedro Sánchez ha sido una increíble tomadura de pelo. Un ejercicio de cinismo inconmensurable. Ni el mago Houdini se escapa así de la realidad. Ha sido un discurso. Inaudito.

Sigo en esta Sala Constitucional y veo a Gabriel Cisneros y me acuerdo de la diputada de EH Bildu Mertxe Aizpurúa; veo a Jordi Solé Tura y me acuerdo de Ione Belarra, o a Fraga Iribarne, y me impacta la raza vasca de Aitor Esteban Bravo, a Pérez Llorca y me asalta Santos Cerdán.

Veo a Herrero de Miñon y tengo pesadillas con Patxi López. Miquel Roca y me asalta Rufián. Veo a Gregorio Peces Barba y hoy preside el Congreso Francina Armengol. Te lo juro.

Y me imagino a Puigdemont en batín, en el salón del casoplón de Waterloo con la chimenea encendida, con una copa de cava en la mano y saboreando la victoria, despiporrándose de ti y de mi y llamando a Marlaska: "¿Sent ministre, ¿saps alguna cosa del meu escorta? Y Marlaska (arrodillado y tembloroso) “si, si, molt honorable, no se preocupe su excelencia, deme un par de días. Cuente con ello”.

Te doy mi palabra, desde este patio del Congreso. ¡Qué espectáculo! Y, ¿sabes? Veo a los diputados socialistas o de Sumar y Podemos de las Comunidades Autónomas menos ricas (decir comunidades pobres me parece seguir el juego a los supremacistas) y me pregunto si duermen tranquilos, honrados y en conciencia.

Diputados de Canarias, de Extremadura, de Andalucía, de Murcia, de Asturias, de Castilla La Mancha, de Castilla y León, de Ceuta y de Melilla. ¿Dormirán tranquilos?

¡Ah! Y mi posdata: Con este vergonzoso carajal de la amnistía estamos pasando por alto un ángulo muy interesante. Porque no sólo nos humilla Puigdemont, los macarras de los CDR, o los jefes y colaboradores del procés, no sólo esos cientos de personas.

Con la amnistía se perdona y nos humillamos ante los enviados de Putin que asesoraron, colaboraron y trabajaron con Putin. Que ayudaron a Puigdemont, a Torra y a aquellos gobiernos de la Generalitat a montar el referéndum y a desestabilizarlo todo.

Con la amnistía damos un ejemplo al mundo entero de que nos rendimos, nos plegamos y no nos importa arrodillarnos ante el Putin de turno.

Lo que sea con tal de seguir en Moncloa. Sin vergüenza alguna.

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