Lleva tres años viviendo en una vivienda prefábricada de La Palma y lanza un mensaje "difícil" tras lo ocurrido en Valencia
Naira, vecina de La Palma, explica a Ángel Expósito en La Linterna la situación que sigue viviendo con su marido y dos hijos en una casa que no es la suya, tres años después de lo ocurrido con el volcán
Madrid - Publicado el
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Parece mentira, pero ya han pasado más de mil días desde que pudimos ver cómo la lava del volcán de Cumbre Vieja, arrasaba hogares, tierras de cultivo y sueños y recuerdos de miles de habitantes de La Palma. Hoy, 13 de diciembre, se cumplen tres años desde que se diera por terminada la erupción del volcán de La Palma. Las consecuencias fueron terribles: cerca de 7 mil personas fueron desalojadas y unas 1300 viviendas destruidas. También arrasó unas 370 hectáreas de cultivo, la mayoría de ellas dedicadas al plátano llevándose el negocio de empresarios
Por ello, en La Linterna han hablado con vecinos que todavía, tres años después, tienen que notar los efectos de este volcán que dejó consecuencias devastadoras. No solo de esa erupción, sino de las promesas que se hicieron... y de las que no se han cumplido todavía. Muchas que se hicieron para ayudar a los miles de afectados por esta erupción siguen siendo tan solo eso, promesas y palabras vacías.
De hecho, antes del verano, alrededor de 200 personas de 96 empresas seguían con expedientes de regulación temporal de empleo por culpa del volcán. Aunque poco a poco la situación y la economía va mejorando, no son pocos los vecinos que han visto cómo su vida se ha puesto patas arriba, sin opción todavía a volver a la normalidad. Hasta el punto de vivir en viviendas prefabricadas. Aunque suene increíble, Naira es una de ellas, y explica a Ángel Expósito, director de La Linterna, el drama que sigue viviendo.
NAIRA EXPLICA EL TRAUMA DE QUEDARSE SIN HOGAR: "QUEREMOS NORMALIDAD"
Pese a que tanto Naira como su familia están bien y, lo más importante, tienen salud, el tema de la vivienda nunca volvió a ser el mismo. Sobre todo, después del durísimo primer año tras la tragedia que vivieron. "Estamos bien. Aquí vivimos cuatro personas: mi marido, mi dos hijos y yo. Vivimos bien, cuando llegamos aquí sentimos un alivio tras haber estado un año entero dando vueltas por casas pequeñas, caravanas. Es pequeño, somos cuatro, y estamos ya después de dos años un poquito cansados", explica.
Sobre todo, porque no pueden ni acercarse a donde estaba su hogar, por el sur de la isla: "No podemos volver a la zona afectada, porque nuestra casa está en zona roja, zona protegida. No nos han dicho el porqué. Tenía un terreno en la costa, que tenía cultivado plátanos, y en ese terreno queríamos hacer una vivienda nueva. Y en eso estamos".
Pero el trauma no lo vivieron solo ellos, sino sus hijos. En algunos casos, algunos niños no han podido ni siquiera volver a su colegio habitual. "Los niños son unos campeones, tienen una capacidad de adaptación y superación que ya querríamos muchos. Pero ha costado. Ellos no entendían lo que pasaba y había niños que necesitaban mucha ayuda, mucho hablar con ellos. Algo que nos dicen ahora que hicimos muy mal pero que en ese momento no sabíamos, en el momento en el que el volcán entró en erupción, les dijimos que fuesen corriendo, a gritos, y eso ha generado un trauma en ellos", explicaba.
el mensaje de naira a las administraciones tras lo ocurrido en valencia
Naira rechaza entrar en comparaciones con otro drama que, por desgracia, ha vivido España recientemente: la DANA de Valencia, que ha dejado 200 muertos. Pero sí que hay algo en lo que puede hablar, y bien: la ausencia de esas ayudas prometidas que, en teoría, también debería de llegar a los valencianos. "No me gusta comparar lo de Valencia con esto. A nivel de ayudas, sí, porque han pasado tres años, y aunque creamos que esto le quedó grande a todo el mundo, las administraciones son lentas. Estamos cansados, necesitamos volver a una normalidad. Todo es muy lento", señala.
Naira es otra de tantos habitantes de La Palma a los que se le robó la normalidad. Esperan que llegue del todo algún día, aunque los estragos de este volcán, tres años después, siguen siendo muy, muy duros.