Recoge la basura en un museo de Países Bajos y la galería se echa las manos a la cabeza al ver lo que había tirado

Una conservadora del centro se percató al volver de un descanso de lo que había en la basura y alertó a la dirección del museo LAM, en la ciudad neerlandesa de Lisse

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

      
      
             
      

Hace tiempo que esto tenía que pasar y ha pasado”. Así arrancaba este lunes la posdata del periodista Juan Fernández-Miranda en La Linterna, en la que señalaba el extraño caso de un museo de Países Bajos, concretamente en la ciudad de Lisse. Ahí, un trabajador de la galería se encontraba cumpliendo su turno habitual de recogida y limpieza. Horas después, cuando la dirección del centro se percató de qué era lo que había acabado en el cubo de la basura, se echó las manos a la cabeza.

Which Museum

Museo LAM en Lisse, Países Bajos

La basura de un museo de Países Bajos

Ha ocurrido en el museo LAM, donde un trabajador acababa de reincorporarse a su puesto. “Menudo estreno”, comentaba en La Linterna Fernández-Miranda. Y es que el hombre ha tirado a la papelera, nada y nada menos, que una obra de arte que estaba expuesta en la galería bajo el título 'Todos los buenos momentos que pasamos juntos', del artista francés Alexandre Lavet.

Y es que la obra en cuestión consiste en la réplica de dos latas de cerveza vacías, una de ellas aplastada, y estaba expuesta en el hueco de un ascensor de cristal. “Cómo no acordarse de aquella obra de arte de un plátano pegado con cinta aislante a la pared”, bromea Fernández-Miranda, periodista de ABC. “La cuestión es que el valor artístico escapó a este técnico recién reincorporado”, apunta.

La obra de arte que acabó en la basura

“Se invirtió mucho tiempo en crearlo”

Mientras, la propia dirección del Lam mantiene que, a pesar de las apariencias, en la obra “se invirtió mucho tiempo y esfuerzo en crearlas”. Froukje Budding, portavoz del museo, ha explicado que el motivo por el que la obra estaba dentro de un ascensor es porque en muchas ocasiones se esfuerzan en colocarlas en lugares insólitos. Y es que la que se percató de que las latas estaban en la basura fue la conservadora Elisah van den Bergh, que las recogió justo a tiempo de que acabasen en el contenedor de fuera.

“Ahora hemos colocado la obra en un lugar más tradicional, sobre un zócalo, para que pueda descansar después de su aventura”, confiesa Budding que, eso sí, reconoce que no guarda “ningún rencor” al pobre empleado que tiró las latas a la papelera.

Ascensor de exposición en el museo LAM

“En estos tiempos de posmodernidad no me queda más remedio que ponerme del lado del pobre empleado y esa sana sensatez que le llevó a pensar que algún impresentable había colocado las latas de cerveza ahí, al lado del ascensor”, concluía Fernández-Miranda en la posdata de La Linterna. “No hay duda de que vivimos malos tiempos para la lírica, y en ese plan”.

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