La aventura de llegar al mundo en medio de un estado de alarma

Los nacimientos no conocen de confinamiento. Miles de bebés llegan al mundo estos días. Hay quienes les denominan Generación COVID

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Y en medio de esta crisis sanitaria que parece alcanzar a todas las realidades, en medio de toda esta confusión, de los números y las gráficas, la vida sigue y se renueva…

Son muchos los niños que llegan estos días al mundo a pesar de la crisis del coronavirus. Otros muchos están a punto de hacerlo. Hay quien ya se refiere a ellos como la generación COVID. Y desde luego su aterrizaje está siendo muy diferente al que sus padres habían planeado…

Y es que nacen en medio de un estado de alarma que ha evitado, por ejemplo, que muchos abuelos puedan coger en brazos a sus nietos en estos días.

Lo saben bien Patricia y Jaime, una pareja que vive en Galicia y hace muy poco, el pasado 17 de marzo, dieron la bienvenida a su primer hijo, a Lucas… Si tener un hijo es un momento complicado en la vida de cualquier persona, ahora mucho más. El estado de alarma ha evitado que muchos abuelos, tíos, amigos, puedan conocer a los nuevos miembros de la familia y ayudar a los padres.  Eso sí, a esta pareja se le ocurrió una idea para que sus padres y abuelos pudieran conocer al pequeño Lucas. Llamar a la puerta por sorpresa y que por lo menos, pudieran ver al otro lado del descansillo a su nieto y bisnieto.

El estado de alarma afecta también a otros detalles, como por ejemplo, el registro del pequeño en el hospital. La hija de Jose Luis, Lucía, nació el pasado 16 de marzo en Madrid. Y hasta finales de abril no podrá ser registrada de forma adecuada.

Pese a las dificultades de no poder salir a la calle o de que muchos pequeños no puedan estar rodeados de los que más les quieren… todos esperan con ilusión y esperanza el día en que puedan salir a la calle. La vida se abre camino, continúa. Es un hilo de esperanza que no podemos olvidar en medio de esta crisis. El mundo necesita más que nunca la inocencia y la alegría que estos pequeños traen bajo el brazo.