El Camino de Santiago en pandemia: descenso de peregrinos, pérdidas económicas y mucha incertidumbre

En ese escenario ha arrancado el Año Santo Xacobeo que durará, de forma excepcional, hasta 2022

Redacción Fin de Semana

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Son muchos los datos que ahora mismo evidencian, de manera negativa, el impacto de la pandemia en nuestra economía. En el caso del Camino de Santiago, y todo lo que le rodea, se juntan varias cosas; la hostelería y el turismo como sectores y también, de manera particular, las restricciones a la movilidad.

Hay un dato muy significativo. 2020 finalizó con un 84% menos de llegadas. Esa cifra se traduce en un total de algo más de 54.000 compostelas selladas. Una cantidad muy baja si la comparamos con las 300.000 que se produjeron en 2019. Estos registros, como no podía ser de otra manera, se notan en algo tan esencial y característico como son los albergues. Araceli está al frente de uno en Llanes: “Este año no tengo reservas porque ahora mismo aquí no podemos ni siquiera salir del municipio”, nos explica.

Afortunadamente para ella, puede seguir abriendo porque también tiene un bar con terraza, aunque esa “suerte” no la tienen todos: “Otro albergue que hay aquí se cerró completamente porque la señora que lo regentaba está muy delicada y tenía mucho miedo. Otro albergue que es de donativo solo tenía una o dos personas y no le compensaba”.

La caída en las cifras es histórica. Los meses antes de la pandemia, enero y febrero, fueron relativamente normales, pero el descalabro llegó en el mes de marzo con el estado de alarma y el confinamiento más severo. Durante ese periodo la Oficina del Peregrino, encargada de registrar los datos, no contabilizó llegadas. Eso cambió en julio, con 9.000 peregrinos, una cifra que seguía muy alejada de los 50.000 correspondientes a ese mismo mes de 2019.

En verano se abrió la mano con las restricciones y eso hizo que algunos como Jacobo, que es gallego, se animaran: “La verdad es que toda una experiencia hacerlo con la familia. Este verano hicimos la ruta del Camino de Santiago de Invierno”, nos comenta. En su caso, fueron varios miembros de la familia los que lo hicieron de forma conjunta: “Íbamos haciendo diferentes grupos y manteníamos la distancia de seguridad. Cada uno también puede escoger las rutas que considera para evitar aglomeraciones”.

Dani es otro de los que ha aprovechado para hacer diferentes etapas. En su caso ya lo ha hecho 12 veces, pero ninguna como esta: “Hicimos la mayoría de los tramos con mascarilla. Era por prudencia ya que estando al aire libre y haciendo deporte no había obligatoriedad. En el caso de Dani, que es el director de Doira, una asociación que organiza este tipo de actividades para niños, también eran muchos. Se toparon con que muchos albergues, directamente, ni estaban abiertos: “También preferimos no utilizarlos por las medidas de seguridad”, nos reconoce.

Castilleu, que es el albergue de Araceli en Llanes, también ha vivido un año atípico a pesar de mantenerse operativa: “He tenido más turistas, que normalmente no cojo. Hemos trabajado, pero no como albergue”, nos matiza. “Yo he pasado de 800 a 200 clientes en un año. De ellos, 170 eran turistas y no peregrinos”. Los negocios que rodean al Camino han perdido cerca de un 80 % de sus ingresos. Una cifra que se asemeja mucho al descenso de peregrinos.

Todo ello en un contexto de un Año Santo Xacobeo que, finalmente, se amplía hasta el 2022 por la pandemia para así brindar a muchos más la posibilidad de que recorran el Camino de Santiago.