Herraiz, sobre las protestas contra la amnistía: "No pasan inadvertidas, preocupan en Moncloa"

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Buenos días. Seguimos acompañándote en LA MAÑANA del fin de semana de COPE de este domingo 19 de noviembre. Es el día después de la gran concentración de Madrid en contra de la AMNISTÍA. ¿Qué quieres que te cuente?

Si eres de los que estuviste, puedes decir y contar en primera persona que formaste parte de una auténtica marea humana. Y si vives fuera de la capital y no pudiste acudir, pues ahí están las imágenes, sobre todo las aéreas que, con una perspectiva más amplia, son las que mejor reflejan el éxito de esta movilización. Ni los mejores pronósticos de los convocantes calculaban tal cantidad de gente. Superó todas las expectativas y fue un auténtico clamor popular.

Da igual desde dónde accedieras a Cibeles. Desde la puerta de Alcalá, desde Gran Vía, desde el paseo del Prado o desde el paseo de Recoletos. Todo colapsado. Llegó un momento, en el que era imposible avanzar.

Viendo y viviendo el resultado, lo de menos es el habitual baile de cifras. La organización habla de cerca de un millón de personas y la delegación del Gobierno en Madrid, es decir, Sánchez y Marlaska, Marlaska y Sánchez, lo reducen a 170.000. Venga. Vamos a comprarles esa mercancía. Aunque fueran solo esos 170.000 que dice el Ejecutivo -que fueron muchísimos más-, pero, aunque asumiéramos esa cifra es lo suficientemente relevante para que tomen nota.

No sólo Sánchez y sus socios, a los que les importa poco. Esto va más allá y es, precisamente, donde todo este tipo de protestas pacíficas, a plena luz del día, masivas y sin capuchas toman mayor relevancia. Lo primero no pasan inadvertidas. ¡Claro que preocupan en Moncloa! Sánchez lleva 4 años con una contestación nula en la calle. Y no será porque no ha habido motivos.

Pero hay una razón clave que comentábamos ayer aquí con María San Gil. Las instituciones comunitarias están muy pendientes de lo que pasa en España. Pendientes y preocupadas, y esa imagen de la plaza de Cibeles atestada de ciudadanos que claman contra una ley y unos pactos que socavan el principio de igualdad entre españoles ha dado la vuelta al mundo.

En Alemania, en Austria, en Italia, en Francia… todas, absolutamente todas las televisiones europeas han difundido la imagen de una plaza de Cibeles abarrotada y clamando en contra de la amnistía y los pactos con los separatistas.

Una de las imágenes que estas televisiones utilizan como recurso para contar lo que está pasando en España es la de PUIGDEMONT. Y ponte en el lugar de cualquier ciudadano de la Unión. Que vio lo que pasó el 1 de octubre de 2017. Que le contamos que se había fugado en un maletero para evadir la Justicia. Que nuestro presidente contó que le traería de vuelta a España detenido. Y así con todas y cada una de las cuestiones que Sánchez ha dicho que no haría y ha terminado haciendo. Como los indultos.

Ponte en el lugar de esos jueces europeos a los que hemos casi suplicado que dejaran sin inmunidad al ex presidente fugado para que dejara de eludir la acción de la Justicia. Y ahora, por siete votos, se le perdona todo lo que ha hecho.

Por eso se pone el foco ahora en Bruselas y en las instituciones comunitarias. Como última o penúltima esperanza de paralizar no la aprobación de esta ley, sino sus efectos. De ahí mensajes como que entre otros lanzó el filósofo Fernando Savater.

La respuesta del PSOE ha sido la esperada y si te cuento a quién le han encargado verbalizarla, todo más previsible. El elegido para comerse con los medios de comunicación la mayoría de marrones ha sido Patxi López, que, una vez más, ha estado cumbre.

El portavoz socialista sabe perfectamente que detrás de la convocatoria no estaban ni el PP ni Vox. Conoce también que hay un centenar de organizaciones de la sociedad civil, que sólo por el número de los que apoyaban la protesta, quizá sean demasiadas para pensar y opinar todas lo mismo. Pero escuece que el clamor sea tan unánime.

Y puestos a despreciarlo y a minusvalorarlo, la técnica no ha podido ser más simple: es que estaban Feijoo y Abascal y van de la mano.

Sí, estuvieron Feijóo y Abascal, no juntos ni de la mano, Patxi López. Y fueron actores secundarios en esta protesta. Ni convocaban PP y Vox, ni subieron al escenario ni participaron del manifiesto final.

Pero como Patxi López sabe que Savater no es ningún fascista, ni Andrés Trapiello, ni ninguno de los que leyó el manifiesto, pero en especial Fernando Savater al que Patxi conoce muuuy bien, pues va a lo fácil. Para qué asumir que hay una parte importante de la sociedad que no comulga con lo que están firmando, una parte mayor incluso que el respaldo que la suma que PP y VOX obtuvieron el 23 de julio.

Los dirigentes del PSOE denuncian que la derecha no digiere que gobierne Sánchez y que deslegitima su Gobierno. Bien. ¿Acaso hay una DES-LEGI-TIMACIÓN mayor que arrinconar, que apartar a más de 11 millones de españoles y hablando incluso de levantar muros?

PP y Vox buscan una respuesta coordinada ante la AMNISTÍA. Van a mantener encuentros en las autonomías en las que gobiernan en coalición -Valencia, Murcia, Aragón y Extremadura- y también en el resto de instituciones. Las manifestaciones en la calle son la oposición social porque, según Santiago Abascal, no hay que dar por perdida ninguna batalla. Ni en el Senado, ni tampoco en Europa. Y aquí pone el foco.

Esta oposición social, pacífica, en la calle, no se limita ni mucho menos a Madrid. Lo vimos hace justo una semana en las principales capitales españolas. Pero es que esa imagen, esa respuesta, se ha vuelto a repetir este sábado en Pamplona.

Navarra no es una comunidad más. Es el caramelo al que aspiran los de BILDU, que por cierto es el único socio del PSOE que no ha hecho públicos los compromisos que ha adquirido con ellos Pedro Sánchez. En la comunidad foral, los socialistas gobiernan gracias a los de Otegi y que nadie descarten que estén ya tramando arrebatar la alcaldía de Pamplona a Unión del Pueblo Navarro.

En la manifestación convocada por Sociedad Civil Navarra, en la plaza del Castillo se juntaron 6.000 personas según la delegación del Gobierno. Tengan por seguro que fueron muchos más. Pero decimos lo mismo. Les compramos la mercancía. 7.500 personas protestando en Pamplona contra de la ley de amnistía y de los pactos de Sánchez con los separatistas es una cifra para tener en cuenta.

Y entre todos los ciudadanos anónimos que acudieron, las miradas se detuvieron en un grupo de vecinos de LEIZA. Este pueblo está a unos 50 kilómetros al noroeste de Pamplona y allí gobierna BILDU. En las últimas elecciones obtuvo casi el 80% de los votos. Es fácil imaginar que, allí, cualquier protesta de los constitucionalistas se convierte en un acto casi heroico.

Pues hace una semana, diez valientes, porque no tienen otro nombre, decidieron salir en su pueblo con una pancarta en la que se podía leer AMNISTÍA NO, AMNISTÍA EZ. Se colocaron en una de las fuentes de la localidad, con ese cartel hecho a mano y con una bandera de Navarra bien grande.

Entre los diez de LEIZA estaba SILVESTRE ZUBITUR, que es concejal en su pueblo por UPN desde 1991. Ayer estuvo en Pamplona.

Silvestre Zubitur de LEIZA, quien, seguro que, para Patxi López, y para los que manejan su partido, es también un peligroso ultraderechista. Que sigan levantando muros.