Foto de Cierre (3-2-2018) - Bajo viejo árbol africano

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Me quedo con una foto que publica el diario El Mundo. Es una imagen preciosa, un plano cenital que retrata nueve niñas negras a las que se les ve el cuello porque tienen la cabeza inclinada hacia delante. Las niñas están sentadas formando un anillo en torno a un viejo y grueso árbol africano de un vertedero de Nairobi. Un viejo árbol bajo el que se han contado cientos de veces las historias que durante generaciones los padres relataron a sus hijos. Que las historias repetidas bajos los árboles mantienen a los pueblos vivos. Bajo el árbol se guarda la sabiduría, la memoria de un pueblo que está viva en la palabra, memoria que cobija, que irrumpe como presente, que da seguridad mientras se estira hacia el cielo, que está obligada a renacer cada primavera para que el viejo tronco no sea melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta, para no ser rojo en el hogar, como decía el poeta.

Bajo el viejo árbol africano, las nueve niñas negras, con sus uniformes escolares de corte británico, extienden sus manos hacia las pantallas de una modernas tabletas. Dos fundaciones españolas las distribuyen repartiendo modernidad en la memoria de un árbol que tiene una primavera digital. Aplicadas, atentas, calladas, las nueve niñas negras escuchan a quien les enseña a usar estas nuevas pizarillas de luces y teclados, que a lo mejor las niñas no han conocido siquiera los viejos libros. Y el viejo árbol, que ha escuchado tantas historias, sabe que las nueve niñas de uniforme, con los dedos sobre sus tabletas son la primavera que le libra de ser yugo de carreta, de estar rojo en el hogar.

El viejo árbol africano sabe que lo cuenta es el presente, solo se vive en el presente, la nostalgia del pasado es una amante ingrata y tirana que te entristece con su rostro ajado, que te anticipa la tumba, la nostalgia del pasado no tiene vida, el presente es nombre de mujer joven, el presente es puerta que se abre, tribunal exigente, el presente es brisa fresca, vida-vida, ni pensada, ni programada, vida, incluso cuando llega dolorosa y contradictoria, vida que hace vivir, el presente redime, limpia, reconstruye, el viejo árbol africano lo sabe y sonríe agradecido del regalo de las nueve niñas negras que se lo traen.