Foto de Cierre - Obedecer a la madre de España

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La foto es un retrato del corazón, corazón de muchos que han llevado hasta el monumento de la ballena verde de Almería velas blancas y rojas, dibujos de peces, pescaitos, flores. La publica el diario ABC. Siempre tiene una la sensación de que cualquier gesto es torpe y poca cosa para expresar su pena, su agradecimiento, su amor, su respeto, y esa es la sensación que seguro que les ha quedado a los buenos almerienses que han encendido sus vela y han brindado sus flores a Gabriel Cruz. ¡Que poco es lo que uno puede hacer, que torpes son los gestos, las flores y las velas, cuando uno quiere decir lo más grande¡ Es tiempo de velas y de flores, tiempo de silencio, tiempo para escuchar las palabras que esta semana han salido de la boca de la madre de Patricia Ramirez, bendita madre, huérfana de su hijo, que no hay mayor dolor, que en un país desquiciado, morboso, pronto a la ira, ha sido Patricia la madre de todos. Patricia nos lo ha dicho claro con su corazón roto: la bruja mala del cuento ya no existe, sabemos que Grabriel ya está en algún lugar con sus peces. Y nosotros, delincuentes, canallas, imperdonables, en lugar de escuchar a Patricia, a este don del cielo que ha caído sobre España como un milagro de piedad, en lugar de hacer caso a esta madre, seguimos, con obsesión, con maldad, hablando de la bruja mala, que si ha dicho esto, que se ha dicho lo otro, y venga morbo y venga televisiones haciendo espectáculo del dolor ajeno y venga espectadores consumiendo basura. Es tiempo de silencio, tiempo de velas y flores. Hay veces en las que estamos solos ante la desgracia, pero esta vez no, esta vez el cielo nos ha regalado a Patricia. “Se ha generado un movimiento muy bonito gracias a mi hijo –ha dicho Patricia- Me gustaría que continuara. Están apareciendo muchos mensajes pidiendo muerte o maldad. Entiendo que estas personas tienen la misma rabia que yo dentro, pero que lo usen para pedir bondad en el mundo”. Bondad pide Patricia, la madre de España, y nosotros delincuentes, sin escucharla.

Tiempo de silencio, tiempo para obedecer a este don del cielo, a esta madre de España. No podemos seguir siendo tan canallas.