La heroica resistencia de Daoíz y Velarde, los defensores de Madrid del 2 de Mayo de 1808
Descubre con Alicia García y Álvaro Echeverría esta heroica historia de estos dos hombres que se ganaron un hueco en la historia de nuestro país
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En 1808 el ejército imperial napoleónico se había instalado como quien no quiere la cosa por toda España. Al pequeño corso, Napoleón Bonaparte, se le había antojado Portugal, y pactó con la corona española en la ciudad francesa de Fontainebleau repartirse el país con España, que lo único que tenía que hacer era dejar pasar a las tropas francesas. Estas, disimuladamente, se fueron quedando por el país, dejando guarniciones en varias ciudades y puntos estratégicos de la Península, llevando a cabo una especie de invasión encubierta.
Una de las ciudades ocupadas fue Madrid, a manos del general francés Joaquin Morat. Y con el paso del tiempo, al pueblo de la capital le iba cansando esta ocupación encubierta francesa. Poco a poco la tensión iba creciendo. Hasta que la presión fue tan fuerte que acabó estallando. Y lo hizo el 2 de mayo de 1808, cuando el pueblo de Madrid cogió lo primero que pilló en casa: un cuchillo jamonero, unas tijeras de coser como las de María Malasaña, un rodillo de amasar el pan o una azada; y se lanzó a las calles dispuestos a echar al todopoderoso ejército francés de la capital. Mientras, el ejército español tenía órdenes de no hacer nada, porque no sabían muy bien a que jugaba Francia. Es aquí cuando nuestros protagonistas, Daoiz y Velarde, decidieron incumplir las órdenes de sus superiores y se sumaron al levantamiento popular, algo que les podía haber costado un juicio militar, de haber sobrevivido a la revuelta.
El primer paso que dieron estos dos hombres fue recuperar el Parque de Artilleria de Monteleon, en manos de los franceses. Y no lo hicieron a base de violencia. Lo hicieron a base de ingenio. Fueron hasta la puerta alegando que venían a ayudarles a mantener a raya al pueblo de Madrid. Pero cuando les abrieron las puertas la cosa cambió. Rápidamente rodearon a los soldados franceses y les obligaron a dejar las armas. Comenzaba así la defensa del Parque de Artillería de Monteleón. Un asedio que acabaría con la vida de cientos de madrileños, entre ellos Daoíz y Velarde, que defendieron la ciudad hasta el final.