Correas: "Sánchez que mantenerse firme con quienes tiene que negociar el futuro de la legislatura"

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Pedro Sánchez lleva algo más de 6 meses en Moncloa y son 6 meses en los que no han faltado todo tipo de mensajes a la Generalitat. En este tiempo hemos escuchado un poco de todo; hablar de la posibilidad de indultos, criticar la prisión preventiva de los presos independentistas e incluso ver a la Abogacía del Estado rebajar los delitos de acusación contra los supuestos autores del golpe secesionista.

Sánchez Llegó con los votos independentistas y los puede necesitar para aprobar los presupuestos y todo esto hace que Sánchez haya asumido el papel de “poli” bueno después de los tiempos del 155.

Y en ese papel, el Gobierno socialista llevaba tiempo con la idea de escenificar que la política de apaciguamiento da sus resultados. En esa idea, era una buena foto que el gobierno dialogante celebrara un Consejo de Ministros en Barcelona con relativa normalidad... un gesto.

El próximo viernes se celebrará ese consejo en la Ciudad Condal, pero lo de la normalidad es más que discutible si se hace indispensable la presencia de miles de policías nacionales y con los Mossos de escuadra bajo la lupa y todo, ante la previsión de disturbios montados por la CUP y los CDR que pueden buscar otro día de gloria.

Por cierto que sobre esto, las protestas que se anuncian, dejamos un aviso a navegantes, el artículo 503 del Código Penal y sucesivos. Leo textual "incurrirán en la pena de prisión de dos a cuatro años: Los que coarten o por cualquier medio pongan obstáculos a la libertad del Gobierno reunido en Consejo...” Ahí queda para evitar sorpresas.

En un principio, esa imagen del ejecutivo en Barcelona era la imagen a la política de diálogo de Sánchez pero a día de hoy, también se ha convertido en un gesto de autoridad del Estado que no puede ceder y rehusar a realizar una reunión de ministros en Barcelona con la misma libertad que si lo hiciera en Córdoba, Teruel, Badajoz o Vigo. Debería de dar lo mismo... pero no es así.

Paradojas de la vida Pedro Sánchez se ve en la dualidad de mantenerse firme con quienes tiene que negociar el futuro de su legislatura. Por un lado no quiere romper todavía la baraja de los presupuestos con quienes le auparon al poder. Pero, por otro lado, el futuro de su gobierno y del PSOE también depende de su firmeza ante los independentistas y ya tiene la experiencia de Andalucía, donde la política de entendimiento con los separatistas ha sido un lastre más en el derrota socialista. Aún así, Pedro Sánchez insiste en facilitar la foto con Torra y no pone líneas rojas, otra cosa es que le haga caso

Total, que si se acaban reuniendo cada uno hablará de su libro. Esta foto de Sánchez y Torra también tiene su miga.

Moncloa quiere que sea un encuentro del presidente del Gobierno con un presidente autonómico, una reunión bilateral aprovechando el consejo para retomar la senda del diálogo. Por contra, la Generalitat, no quiere rebajar el listón, y pretende convertir el encuentro en una “cumbre” entre 2 gobiernos para hablar del monotema, la autodeterminación.

El Gobierno insiste en el diálogo. Hablando gana tiempo y también lo puede perder. Lo que ocurra en Barcelona el próximo viernes puede ser un punto de inflexión para muchas cosa