Ángel Correas: "Una operación digna de Maquiavelo, ha concluido con un ridículo a la altura del Mortadelo"

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A medida que vamos conociendo los detalles, a medida que conocemos la historia de lo que ha sido el fiasco político de los últimos años, la moción, más claro parece que la dirección de Ciudadanos escuchó los cantos de sirena procedentes del PSOE y ha acabado con el barco estrellado contra las rocas del litoral murciano, haciendo aguas y con parte de la tripulación saltando por la borda.

Arrimadas

El PP ha conseguido desbaratar la moción de censura en Murcia. 3 de los 6 diputados de Ciudadanos han decidido dar marcha atrás y no apoyar esa moción que habían firmado horas antes. Estos 3 diputados ocuparán ahora consejerías algo que desde la dirección de Ciudadanos se interpreta como el pago por una traición.

En toda esta historia ya no se sabe muy bien donde comienza la traición y quien traiciona a quién... Si la traición empezó con la moción o vino después con la moción a la moción. En Ciudadanos unos y otros se están acusando de venderse al mejor postor mientras el ciudadano, en singular, el de a pié de calle, asiste atónito al espectáculo político de los últimos años.

En medio de la crisis sanitaria parece que los políticos tendrían que estar a otras cosas pero, no lo vamos a negar, el sainete es tan entretenido y con tanto giro inesperado que hasta resulta emocionante. Lo malo es que no estamos para perder el tiempo cuando en este país está costando mucho mantener trabajos a flote.

Al final, la chapuza política que ha resultado es de tal calibre que cuesta entender que se le pasó por la cabeza a la dirección de Ciudadanos para dar el “volantazo” en Murcia sin tener la solidez garantizada, ni siquiera dentro de sus propias filas. Cuando Carlos Herrera destapó el miércoles la operación de la moción de censura en estos micrófonos de COPE, alguien decidió pisar el acelerador y se salieron de la curva que giraba hacia la izquierda. Hacia el PSOE.

Un órdago de este tipo necesitaba disciplina férrea de partido, lealtad inquebrantable y eso es algo que ahora mismo o no existe o escasea en Ciudadanos, una formación en recomposición, con los liderazgos en duda y desnortada. Quizás no era el mejor momento para un órdago que ha acabado en farol.

Flotaba en el ambiente que algo como lo que ha pasado en Murcia, la espantada de 3 diputados, podía pasar. Quizás por esto mismo el PSOE de Castilla y León haya decidido mantener su moción de censura que, a priori, está destinada al fracaso. Pero ya hemos visto que nunca se sabe.

Con todo el caos, dentro del partido naranja han saltado como resortes las peticiones de explicaciones a Inés Arrimadas con nombres muy bien posicionados como Toni Cantó, Begoña Villacís o Juan Marín. El lunes se reunirá el Comité Ejecutivo de Ciudadanos y será de todo menos tranquilo.

Seguramente allí estará Ignacio Aguado, desposeído ya del cargo como vicepresidente de la Comunidad de Madrid. Y aquí está el otro gran fiasco estratégico de Ciudadanos difícil de entender. No haber calculado las consecuencias que la moción de Murcia podía traer en otros gobiernos de coalición, especialmente en Madrid donde la relación entre Díaz Ayuso y Aguado se sostenía por un hilo de seda. No había confianza. Ninguna. Y así ha terminado el asunto.

La oposición ha intentado frenar en bloque las elecciones en Madrid previstas para el 4 de mayo. Han presentado un recurso para intentar anular el decreto de Ayuso que dispone la disolución de la Asamblea de Madrid. El tribunal Superior de Justicia va a deliberar este fin de semana si la convocatoria de elecciones en Madrid es legal o no aunque parece que Ayuso ha dado los pasos muy calculados y además manejando los tiempos, paradójicamente, gracias a Ciudadanos.

El resumen es que una operación diseñada para arrebatar el poder territorial al PP, digna de Maquiavelo, ha concluido con un ridículo a la altura de Mortadelo.

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