Correas: "Algo pasa cuando la persona de consenso es la primera que sale escaldada en 48 horas"

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Con la que está cayendo en este país, la confusión que estamos viviendo entre la crisis sanitaria con la política está derivando en un espectáculo digno de olvidar. Toda una lección de lo que no habría que hacer para el futuro. La cuestión es si sacaremos algo en claro, pero por el momento es un caos y el ciudadano, en medio.

El pasado domingo, a estas horas, planteábamos como un acierto la reunión de Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez en la Comunidad de Madrid. Hoy, una semana después, hablamos de un tremendo fracaso y una tremenda decepción.

Ni unidad, ni coordinación, ni nada parecido. Todo lo contrario y además que se note, con un gobierno central contra programando el viernes una rueda de prensa del Gobierno autonómico para dejar en evidencia las medidas que acababa de anunciar. Esas ruedas de prensa contradictorias y simultáneas también fueron la escenificación de un desencuentro y se han cobrado una víctima inesperada

El doctor y catedrático Emilio Bouza. Un reconocido microbiólogo que el miércoles fue reclamado con urgencia en el misterio de Sanidad. Allí estaba el ministro Illa y los responsables de la sanidad madrileña. Con un clima cordial, le pidieron que se encargara de ser el portavoz de Consejo científico que se acababa de crear para abordar el coronavirus en Madrid.

Este hombre aceptó por su vocación de servicio público. El jueves comenzó a trabajar y este sábado ha dimitido. El Doctor Emilio Bouza, no puede más.

Todo esto lo cuenta él mismo en su carta de renuncia. Pero lo más llamativo es el párrafo en el que explica que fue el hecho de contemplar dos ruedas de prensa simultáneas lo que le ha llevado a dimitir. No se lo podía creer.

Algo pasa, y no es bueno, cuando la persona que parece indispensable para tomar las medidas adecuadas es precisamente la primera persona que sale escaldada en menos de 48 horas.

Comunidad de Madrid y Gobierno siguen enfrascados en su tira y afloja a propósito de las medidas adoptadas. En síntesis, lo que ocurre, es que la Comunidad se ha limitado a confinar 8 zonas sanitarias más, mientras el ministerio quiere que sea toda la ciudad de Madrid.

Al final, quién toma la decisión es la Comunidad pero el Ministerio está moviendo toda la maquinaria para dejar como insuficientes las decisiones que está tomando el gobierno madrileño.

En las últimas horas, este sábado, esta estrategia de presión ha cogido fuerza por dos frentes. El primero, con el ministro Illa de nuevo ante los micrófonos y la segunda deslizando la idea de que el Gobierno puede intervenir en Madrid como una especie de "salvadores". Como si se pudieran dar muchas lecciones de gestión en esta pandemia. Por desgracia, aquí nadie puede presumir de nada.

Al final de lo que se habla es de una especie de 155 sanitario, porque el Gobierno, en el decreto de la “nueva normalidad” con el que finiquitaba el estado de alarma, en su artículo 65.1, se reservaba una especie de botón del pánico para actuar en caso de urgente necesidad en una comunidad autónoma.

Esto, que sería un caso extremo y que no está nada claro desde el punto de vista jurídico, abriría una caja de pandora institucional de consecuencias impredecibles. No se trataría de un 155 que requiere un proceso autorizado por el Senado. Esto, sería más bien una decisión unilateral del Gobierno.

Por si acaso, el consejero de Justicia de la Comunidad de Madrid, Enrique López ya se ha apresurado a poner en un tuit que “no cabe ninguna intervención sanitaria de una comunidad autónoma”.

Y esto se produce precisamente porque falta lo que ha faltado siempre desde el final del estado de alarma.

Falta un criterio único, unas normas similares para afrontar la pandemia, unificar las reglas del juego. Y si no las hay, habrá que crearlas.

Es todo paradójico. Resulta que tenemos enfrente un mismo enemigo, el coronavirus. Tenemos enfrente las mismas prioridades, como son proteger a la población, sostener nuestro sistema sanitario, salir de esta lo mejor posible y sin embargo, aquí, cada cada uno va por su lado... Cada uno con sus propias reglas.

Y el ejemplo más claro lo estamos viendo ahora mismo. La Comunidad de Madrid confina a partir de 1000 casos por cada 100.000 habitantes y el ministerio de Sanidad considera que tiene que confinarse cuando haya 500. Esto ha derivado en la crisis institucional que estamos viviendo en Madrid que por ejemplo exige que ese mismo criterio no se exige en otras ciudades o regiones españolas.

Al final, ¿no sería mejor establecer una cifra común para todos? Que todo el mundo sepa a qué atenerse. Si son 500, pues 500 y si son 1000 pues mil. Pero que haya una misma regla de juego.

Ya sabemos que no hay estado de alarma, ya sabemos que no hay un mando único pero, por ejemplo, sí que hay un consejo interterritorial de Sanidad. Ahí se pueden abarcar este tipo de normas. Pues ni por esas. No vayamos a molestar a alguien en sus competencias.

¿Quién gana con toda esta situación caótica? Desde luego el ciudadano no gana nada. El ciudadano bastante tiene con el día a día, con intentar sacar algo en claro de limitaciones y nuevas normas o con simplemente sacar adelante la familia con la que está cayendo.

Mientras tanto el coronavirus sigue presente cada vez con más fuerza en esta segunda ola.

Al margen de la polémica política, lo cierto es que desde esta próxima medianoche otras 8 zonas sanitarias de Madrid, la mayoría en al capital, quedarán confinadas con aforos limitados al 50% y la hostelería con la obligación de cerrar a las 10 de la noche en estas zonas. No se podrá salir a menos que se trate de ir a trabajar, al cole o salir para hacer la compra o una cita médica.

Cataluña ha notificado este sábado más de 1.800 nuevos contagios, Andalucía más de 1.500 y el gobierno andaluz estudia ya nuevas restricciones, Castilla y León más de 900 y hoy entra en Confinamiento de 14 días la localidad de Miranda de Ebro, en Burgos. Unos 35 Mil habitantes y tiene registrados 1.180 casos por cada 100.000.

En el mundo el número de víctimas mortales de la pandemia está a punto de alcanzar el millón de personas... El dato oficial, que ya sabemos que la cifra real puede estar muy por encima.

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