Ángel Correas: "Qué alternativas de seguridad y control se plantean a las concertinas"

Ya puedes escuchar el monólogo de Ángel Correas de este sábado 21 de agosto de 2019 en 'La Mañana Fin de Semana'

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Boletín de noticias COPE del 31 de agosto a las 06.00

Ángel Correas

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Es habitual hablar de Operación Retorno a finales del mes de agosto. Sin embargo en los últimos años, podemos también hablar de operación retorno de las huelgas en el sector del transporte de pasajeros.

Estos días sumamos paros convocados por aire y tierra. En estaciones de tren y en los dos grandes aeropuertos españoles de Madid y Barcelona con casi casi 200 vuelos cancelados por la huelga convocada por el personal de tierra de Iberia este fin de semana. 

Este domingo tendremos la huelga de los tripulantes de cabina de la aerolínea Irlandesa Ryan Air, por el cierre de varias bases en España y también la huelga que puede afectar a casi 200 trenes  de larga y media distancia. 

Total, que las carreteras puede que no sean el único lugar donde haya que hacer acopio de paciencia este fin de semana.

Se entiende que la eficacia, la fuerza de una huelga, radica en el impacto que ocasiona en la vida de los ciudadanos, por eso no es casualidad que la convocatoria coincida con la operación retorno de verano. Lo malo es que quien acaba pagando el plato es precisamente quien no tiene nada que ver con el conflicto laboral de turno, el usuario.

No estamos descubriendo nada nuevo. Pero, desde luego, si te toca quedarte varado durante horas en un aeropuerto o estación de tren, seguramente da lo mismo que sepas de antemano que las cosas son así. Si te toca, uno no puede evitar sentirse rehén de una situación que ni le va ni le viene, pero que si le afecta de lleno.

Estamos de nuevo ante el clásico debate de compaginar el necesario derecho de huelga con los derechos de los ciudadanos que se ven afectados.

Algún día alguien tendrá que abordar este asunto. Algún día, probablemente veremos a la humanidad llegar antes a Marte o incluso Júpiter que ver a los políticos metidos a abrir el melón de reformar o renovar una ley de huelga que data de 1977.

Y otro de los asuntos que ha nutrido informativamente este mes de agosto ha sido la crisis del Open Arms. En las últimas horas han desembarcado en San Roque los 15 inmigrantes de los que España se ha hecho cargo. A diferencia del Aquarius, en este caso el gobierno se ha mantenido de perfil todo lo que ha podido. Perfil bajo para no enturbiar la operación de marketing en la que andan metidos los estrategas de Pedro Sánchez que han activado ya el modo pre campaña electoral.

El del Open Arms es un ejemplo más de los vaivenes del gobierno en materia de inmigración. El último episodio ha sido anunciar la retirada de las concertinas en las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. Horas después se ha producido el asalto en el que 153 inmigrantes han accedido a la ciudad autónoma ceutí.

Las concertinas son un elemento de disuasión que puede provocar heridas importantes a quienes tratan de saltar la valla. El gobierno esgrime que su retirada obedece a una cuestión de humanidad. El argumento se puede discutir pero se puede entender.

Sin embargo la clave es saber qué alternativas de seguridad y control se plantean a las concertinas en unos puntos fronterizos extremadamente sensibles y donde se siguen denunciando importante carencias de la Guardia Civil en medios humanos y materiales.

Si hasta ahora las mafias han empujado a centenares de personas a las vallas con concertinas incluidas, no es descabellado pensar que, sin ellas, el impulso pueda ser mayor.

Como el doctor Jekyll y Mister Hyde, el ministro de Interior, Grande Marlaska ha anunciado la retirada de las concertinas pero ha mantenido la aplicación de las controvertidas devoluciones en caliente a Marruecos. A ver qué hace ahora.

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